> Propone trasladar la música clásica a nuevos espacios y para ello “darle una apertura, no solo para toda la sociedad sino también para todas las edades”
Quito.- El trompetista venezolano Pacho Flores, uno de los más reconocidos del mundo, es partidario de que la música clásica salga de su espacio tradicional de auditorios y salas de conciertos para que sea admirada por la sociedad en su conjunto.
Residente en España desde hace seis años, Flores se presenta este viernes en Quito en compañía de la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE) por primera vez, para celebrar con el público “una fiesta de colores, de emociones, de estados”, en un concierto en el que tocará hasta siete instrumentos de viento entre trompetas, corno da caccia, cornetas y fiscornos.
En una entrevista con Efe, el músico nacido en San Cristóbal, Venezuela, en 1981, afirmó que el público ecuatoriano e iberoamericano en general, demuestra “inquietudes” hacia la música clásica que no ha visto entre los europeos y asiáticos en sus múltiples conciertos alrededor del mundo.
Tras conocer las realidades de países como Alemania, Noruega, Finlandia, México, Estados Unidos, Venezuela, España, China, Japón o Hong Kong, tiene claro que, aunque la música clásica es universal, se ha quedado estancada en tiempos pretéritos.
“Para mí la música clásica huele a naftalina, o sea, huele a viejo”, opinó con cierto pesar durante un descanso de sus ensayos con la Sinfónica ecuatoriana.
PODER INQUISITIVO
Y es que este maestro de la trompeta advierte de que en Europa solo ve “cabecitas blancas”, en alusión a las canas del espectador promedio en las salas, que además, suele tener un poder adquisitivo alto.
En este sentido, sugiere acerca este arte a la ciudadanía, llevándolo a “parques, iglesias, teatros” a fin de poder, de esta forma, “conectar con el público” y “cautivarlo”.
En su cita ecuatoriana, en la Casa de la Música de Quito, Flores interpretará junto a su amigo de infancia y compatriota, el director de orquesta Luis Castro, piezas de la música clásica latinoamericana, en un repertorio que se prolongará unos cincuenta minutos.
Todo ello con la idea de acercar al público a las partituras clásicas y erradicar el mito de que “huelen a naftalina”.
Tras ganar el primer premio del Concurso Internacional “Maurice André”, el más importante del mundo para trompeta, así como el Concurso Internacional “Philip Jones” y el “Cittá di Porcia”, Flores se ha convertido en uno de los principales exponentes de la trompeta en la actualidad.
Ha tocado con la Filarmónica de Kiev, la Camerata de San Petesburgo, el Ensamble Orquestal de París, la Sinfónica de Tokio, la Simón Bolívar de Venezuela o la de Düsseldorf, entre otras.
En paralelo, ha apostado por formar a jóvenes promesas, impulsando la Academia Latinoamericana de Trompeta en Venezuela y dando clases durante dos años en un conservatorio de España.
En su visita a Quito, este virtuoso trompetista también impartió dos clases magistrales al público en general y a integrantes de la OSNE juvenil, una iniciativa que surgió en febrero pasado como parte de los actos conmemorativos del 70 aniversario de la orquesta. (EFE)
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