Hay angustia en la sociedad boliviana por la presencia casi permanente de crímenes y violaciones; son muchos los casos sobre los que la Policía informa, como violación a niños, adolescentes y mujeres; crímenes contra mujeres y delitos de toda laya. Nuestro país, hasta hace más o menos una década, se ha considerado como pacífico y sin mayores problemas causados por insanos y delincuentes que cometen asaltos, robos a bancos, violaciones y asesinatos que alarman a la colectividad, que reclama acciones contundentes para frenar todo lo que atenta contra la seguridad y vida de la población.
Casi siempre se ha sostenido que los cuadros policiales son insuficientes; pero este criterio aumentó grandemente en los últimos tres años porque, efectivamente, los efectivos policiales, conformados por oficiales y agentes, son insuficientes y mucho más por el hecho de que buena parte de ellos presta servicios de vigilancia en bancos, embajadas, dependencias públicas y otros que absorben cantidad de agentes. Por otra parte, ocurre algo que no siempre pasaba en décadas anteriores, que muchos efectivos policiales son utilizados solamente para reprimir manifestaciones y marchas que se producen en las ciudades; no faltan los extremos de asaltos a negocios y a simples transeúntes, especialmente ancianos y niños.
Es normal que la sociedad reclame por la carencia de atención a numerosos casos por parte de los tribunales de Justicia, que parecen no funcionar porque las sentencias conocidas son tan pocas que se da la impresión de que muchos de los delincuentes, especialmente los dedicados a las violaciones y comercialización de drogas, no siempre permanecen en las dependencias policiales y menos en los tribunales donde deberían ser juzgados.
Los comandos de la institución policial aducen no contar con los efectivos necesarios y menos con oficiales especializados y demandan que la provisión presupuestaria sea mayor para el objetivo de formar más gente capaz en los diferentes servicios de policía. De otro modo, señalan, lo que se haga siempre estará reducido a lo mínimo, porque, por ejemplo, la lucha contra el narcotráfico y el contrabando demanda mayor número de policías y ahora, como son insuficientes, muchos delitos atribuibles al comercio de drogas y contrabando se producen con total impunidad.
Otro factor que preocupa grandemente a la población es que muchos policías, oficiales y agentes, no cuentan con la educación ni preparación necesaria para tratar al público y, prevalidos de la autoridad que tienen, abusan, especialmente en marchas y manifestaciones, donde, innegablemente, se incrustan delincuentes. Pero, en ocasiones, por perseguir a éstos, los policías la “emprenden” contra el público y personas circundantes a los hechos.
El Ministerio de Gobierno anunció en repetidas oportunidades la intención gubernamental de reorganizar la Policía y es de esperar que ese propósito se haga efectivo.
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