Lecturas de Venezuela

Mi primera lectura de la crisis venezolana es que el mundo occidental y cristiano necesita un líder más inteligente y más decidido que Donald Trump. Pero hay otras lecturas.

Que el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, revele que Rusia le ordenó a Nicolás Maduro no salir de Venezuela, es admitir algo muy grave: que la defensa del chavismo ya no está en manos ni en los actos de los venezolanos, sino en las del comando único de este nuevo Pacto de Varsovia que opera en Sudamérica, en las barbas del imperio.

El presidente de Colombia le ha puesto un nombre más actualizado a este bloque de países: “la transnacional del crimen organizado”. Yo voto por este nombre.

Lo que le dijeron los rusos a Maduro, vamos a suponer, es que podrán los militares venezolanos pasarse del lado de Juan Guaidó, o rendirse, y que eso no tendría importancia mientras los 20.000 cubanos, los 15.000 combatientes de las FARC y los miles de terroristas de Hezbollah que están en Venezuela se mantengan fieles al comando conjunto de la TCO.

Otra lectura dice que Trump no le presta atención a nada más que a su proyecto de ser reelecto el año próximo. Está como un presidente que conocemos. Pero Trump no fue vetado por un referéndum.

Y que una Venezuela convertida en un infierno le parece conveniente para su campaña, porque siempre puede apuntar allí para mostrar los desastres que es capaz de causar la izquierda en un país.

Cualquier propuesta que le hacen en su gobierno tiene la misma respuesta del marido de Melania: ¿cuánto va a costar y cuánto me va a ayudar en mi campaña?

A estas alturas se podría sospechar que alguna conjunción de astros se ha producido en alguna galaxia cercana y ha dado lugar a que en nuestra región aparezca una pandilla formada por Cristina Kirchner Hugo Chávez, Lula da Silva, Rafael Correa, Evo Morales…

Algún pecado habrá cometido la región en alguna de sus vidas anteriores y entonces los dioses han decidido castigarla, flagelarla, hacer tronar el escarmiento.

El castigo incluye el que la región y toda la cultura occidental y cristiana tenga ahora un líder que no califica, que sólo habla y nada hace. Lo único bueno que tiene es Melania, como lo dijo Berlusconi. Pero eso no basta.

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