Cuando la presente campaña electoral ha subido de tono y se encuentra en la clásica temporada de “guerra sucia”, frente al contrincante a fin de restarle votos, podemos esperar toda clase de acusaciones y cargos de unos frente a otros, pero en esta pugna los candidatos opositores al binomio Morales Ayma-García Linera llevan la peor parte, no porque les falten argumentos y motivos contra el oficialismo, que más bien abundarían, sino porque los postulantes del MAS disponen de medios incalculables y de un aparato propagandístico impresionante que pueden volcarlo, como ocurre, para menoscabar a sus competidores. Ese aparato está siendo emplazado contra el blanco con mejores posibilidades, es decir, el candidato Carlos Mesa Gisbert.
Como conoce la opinión pública, éste último es investigado por un depósito de 30.000 dólares en su cuenta el 2009, efectuado por el ahora ex coronel Gonzalo Medina, vinculado al narcotráfico. Desde un comienzo se difundió que ese monto correspondía a la venta de un departamento en La Paz, de propiedad de los padres de Mesa. La sindicación por “narcovínculos” y movimientos bancarios “sospechosos” a éste, surgió de la diputada del masismo Susana Rivero, secundada por la presidenta de Senadores Adriana Salvatierra, quien habló de defraudación al fisco.
La primera apresuró la denuncia contra el candidato opositor ante el Ministerio Público. Este, a su vez, imprimió la rapidez que acostumbra cuando se trata de casos no protegidos por los órganos del Estado y citó como “testigo” a Mesa, bajo el cargo de “transacciones sospechosas”, figura de por sí misma denigrante para cualquier ciudadano y mucho más para un candidato. En contraste, los fiscales son laxos y lentos en las denuncias contra autoridades y militantes oficialistas, sin abrir causa o librarlas al olvido.
Tuvo que salir a aclarar el abogado que gestionó la venta: Mesa no intervino en ninguna fase de la operación, excepto en el depósito autorizado por sus padres, a cuenta de la transacción definitiva. La diputada Rivero se extrañó porque siendo el depósito el 2009 la escritura final se firmara el 2010. El abogado expuso que este retraso obedeció al trámite judicial de aclaración de la superficie del inmueble. La compradora había sido una señora entonces relacionada íntimamente al coronel Medina. Si se tiene certeza que este policía el año 2009 ya se había implicado en narcotráfico, debería ser investigado y no gozar de beneplácito de las autoridades. Nadie podría promover tanto escándalo por una operación corriente si se esperaba un poco para conocer el detalle.
Estas prácticas son empleadas contra potenciales candidatos contrarios al oficialismo y con énfasis si la campaña electoral se halla en curso. Samuel Doria Medina y Jorge (Tuto) Quiroga Ramírez son ejemplos de ese método, cargando muchos juicios a espaldas bajo rebuscados pretextos. Todavía debemos esperar más de lo mismo. No obstante, Mesa ya fue rebuscado por acusaciones previas. (Lava Jato, Quiborax, inimputabilidad a norteamericanos, etc.).
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