Clepsidra
Tratar de demostrar la legitimidad del régimen madurista, promotor del famoso Socialismo del Siglo XXI, entelequia que sirvió de base doctrinaria a la narcotiranía que gobierna actualmente Venezuela, es una tarea que ni Curzio Malaparte habría demostrado, en sus más afiebrados devaneos, plasmados en su manual: “Técnicas de Golpe de Estado”, al sostener que: “las fuerzas contrarias a los valores de la democracia, tanto de extrema izquierda como de derecha, pueden ampararse en la legitimidad de un Estado moderno y coartar sus libertades”.
En efecto, no sólo somos observadores, sino testigos presenciales de la tragedia que acontece allí, y de los varios e infructuosos intentos que son realizados para derrocar esa satrapía, donde jamás habría podido pasar por nuestra mente, una situación de hambre, miseria y desesperanza, como la que vive uno de los países más ricos del planeta.
Entonces, nos preguntamos: ¿Qué hizo que el pacto entre el comandante de las fuerzas armadas venezolanas, Gral. Vladimir Padrino y los Estados Unidos no se cumpla? Si la idea era tomar en la madrugada del miércoles 1 de mayo la base aérea de La Carlota, donde debía celebrarse el encuentro entre este jefe militar y el presidente Juan Guaidó, anunciando el fin pacífico del gobierno usurpador y la salida de Nicolás Maduro al exilio, alguien ordenó liberar a Leopoldo López un día antes, hecho que generó el desconcierto de los conjurados, entre ellos Padrino López, a quién ya se le había asignado hasta el nombre de combate “Zamuro”, como se llama a los buitres en Venezuela.
A la luz de lo señalado, no es difícil inferir las causas que motivan este largo, como tedioso proceso de derrocamiento del dictador, que se ha convertido en un sainete interpretado por cuatro actores: Por una parte los gringos, que se resisten a ver la inminente pérdida de una joya en su área de influencia; los rusos que aprueban el cambio, siempre y cuando se les garantice el pago de los 20.000 millones de dólares que Venezuela les debe; por la otra los cubanos que se oponen a sangre y fuego, porque ven en la caída del sátrapa su propia supervivencia y, finalmente; la poderosa transnacional del narcotráfico, dirigida por Diosdado Cabello y algunos militares comprometidos con esta lacra, que en la caída se les va la vida.
A tiempo de pergeñar el presente artículo, abordaremos aquella inteligencia circunscrita al ámbito militar, que recoge informaciones acerca de enemigos actuales o potenciales y permite planificar adecuadamente las operaciones que una fuerza armada deba aplicar en momentos de peligro, como los cuatro factores citados líneas arriba, que han desplegado lo mejor de sus técnicas de inteligencia y contrainteligencia empero, a su vez, están retardando el desenlace.
Entretanto, el asesinato de cuatro militares, entre ellos un general y dos policías en el norteño estado venezolano de Aragua y la muerte de los siete integrantes de la Guardia de Honor presidencial, al caer su helicóptero hace dos días, aumentan las sospechas de que aún existen enormes tropezones de la inteligencia.
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