La importancia del periodismo y los periodistas en la historia de Bolivia está claramente descrita en el libro “Nacionalismo y Coloniaje”, escrito por Carlos Montenegro, premiado por la Asociación de Periodistas de La Paz. Y en él se destaca la muerte del primer mártir de la prensa política boliviana, Cirilo Barragán, fusilado por orden del dictador Mariano Melgarejo en 1865.
Montenegro destaca que “La prensa ejerció en aquella hora su auténtico ministerio. ¡A falta de gobierno, a falta de juez, a falta de ejército, la prensa!”. Y refiriéndose a la matanza del Loreto, dice que “Después del crimen, el pueblo de La Paz, quitaba la vida a los criminales. No fue, sin embargo, un acto espontáneo y súbito de las masas. El periodismo lo hizo posible, y solo a precio de que los periodistas llenaron religiosamente sus deberes, aun fustigando por su inaudita frialdad ante la hecatombe, ‘al señorío acomodado’, a los diputados, a los jueces etc., ninguno de los cuales ‘asomó su cabeza para nada’ en la emergencia”.
En esa etapa intensa del drama del gobierno de Melgarejo, el periodismo se puso en primera fila de los acontecimientos Montenegro recuerda la muerte de un ejemplar periodista. “El periodista Cirilo Barragán -escribe- fusilado, entre los cabecillas de la revolución paceña de 1865, es el primer mártir de la prensa política boliviana en la historia de la República… Raro, aun cuando no inexplicable, resulta el silencio póstumo que ha envuelto inclusive su último gesto -único en la memoria de la imprenta boliviana-, dándose a la muerte en holocausto de la libertad del pensamiento escrito”.
“Barragán -sigue Montenegro- fue animoso, adversario de la hegemonía de castas y falseamiento cultural extranjerizante. A esta antecedente hay que endosar la evanescencia que va desfigurando su recuerdo. Fusilado por el despotismo, fue sepultado en el olvido por las conveniencias partidistas”.
Agrega ese autor: “La historia escrita de Bolivia no meritúa esas revelaciones honorables, decidiéndose, más bien, por execrar exclusivamente a Melgarejo. Así ha llenado la época con la solitaria imagen de éste, emboscando tras ella a quienes fomentaron tropelías y socaparon crímenes por tener a la nación enterrada y muda”.
Más de 70 años después del fusilamiento del heroico periodista Cirilo Barragán, por la nefasta política de los rojos de la época y las balas del autócrata Melgarejo, el periodista paceño fue desenterrado del olvido para que se dicte en su memoria el Día del Periodista, recordación que, sin embargo, se cumple en medio de censuras, amenazas, persecuciones, terror, típicos de las tiranías que quieren hacer marchar hacia atrás las manecillas del reloj de la historia.
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