Es conocido que Bolivia ha pregonado que es un país pacífico, ante organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas, Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, a donde se ha hecho llegar una reclamación boliviana, para que Chile nos dé una salida al Pacífico. Al respecto cabe recordar el asalto del ejército chileno a territorio boliviano en 1879, que terminó con la pérdida de nuestro Litoral.
A pesar de semejante experiencia, se pregona constantemente que somos un país pacífico, con lo cual se trata de justificar el desarme del país, porque es una realidad que las Fuerzas Armadas actualmente no tienen renovación de materiales de combate: lo poco que se cuenta es saldo de material de guerra, de la Guerra del Chaco. Por lo tanto, en las fronteras con Perú, Chile y Argentina hay ligera vigilancia, con lo poco que cuenta la institución militar.
En cambio las Fuerzas Amadas de Chile, nuestro potencial adversario, están dotadas de material bélico moderno y eso preocupa a los bolivianos, cuando está en curso la reclamación por la propiedad de las aguas del Silala, que para Bolivia provienen de manantiales que fluyen en la frontera boliviano chilena. Para Chile esas aguas forman un río internacional y por ello alega tener derecho a su uso. Lo grave es que Chile desde la frontera ha canalizado las aguas del Silala hacia su territorio. Ante esta actitud, Potosí ha reaccionado, por considerar que los recursos naturales de su departamento están siendo mal utilizados por Chile, sin que el Gobierno y las Fuerzas Armadas asuman defensa de lo que produce el territorio boliviano. Pese a que el caso está en conocimiento de la CIJ de La Haya, nuestras Fuerzas Armadas no tienen suficiente poder militar y bélico. Por todo ello se observa que está en riesgo el legítimo derecho boliviano sobre las aguas del Silala. Actualmente se sabe que los chilenos están convirtiendo agua de mar en agua potable, usando filtros especiales, pero no es suficiente para lo que necesitan.
Lo cierto es que el armamentismo chileno no para, porque hay permanente renovación de material de combate. La Fuerza Naval está dotada de barcos de guerra sofisticados, entre ellos submarinos nucleares y con gran potencial de ataque y defensa. Naves de guerra patrullan sus costas y su anclaje lo hacen por lo general en Arica. En cuanto al ejército chileno, constantemente renueva su material, con tanques medianos y tanquetas de asalto. La Infantería tiene armamento moderno y patrulla fronteras con Bolivia, Perú y Argentina.
Actualmente el ejército boliviano es pequeño y su dotación de armamento y fuerza de combate no constituye peligro, en caso de defensa y ataque. La Fuerza Naval de Bolivia se reduce a barcos pequeños que patrullan ríos bolivianos. En el Estrecho de Tiquina está el centro de entrenamiento para navales. Tampoco contamos con modernos aviones de combate, sí con aeronaves de entrenamiento, como el avión pampero de fabricación argentina.
Hoy las funciones de las Fuerzas Armadas se reducen a control del contrabando en fronteras con Chile, Perú y la Argentina. Por todo ello, el accionar de las Fuerzas Armadas ha decaído considerablemente.
El autor es Profesor Emérito se la UMSA.
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