El terrorismo, implacable en sus acciones criminales

No hay semana en que la comunidad de naciones no tenga que enterarse de múltiples hechos criminales cometidos por el terrorismo internacional, que causa la muerte de miles de personas y heridos a más de destrucción de bienes de países que escogen como víctimas propicias para su insania. El día Domingo de Ramos, consagrado a recordar el ingreso de Jesús a Jerusalén y que se recuerda y festeja en todos los países católicos y cristianos en general, el terrorismo cobró nuevas vidas.

Sir Lanka fue el país propicio para el terrorismo porque, según la información de los medios, “Al menos 207 personas han muerto y 450 más han resultado heridas este Domingo de Ramos en Sir Lanka, primero por una cadena de seis atentados con bombas, ocurrido en un lapso de media hora contra tres iglesias y tres hoteles del país en la capital Colombo. Las otras dos explosiones subsiguientes en un barrio del este de la capital y en un zoológico”.

El reguero de cadáveres y heridos ha conmovido a todo el país y muchos de los pobladores de la ciudad narran, en medio de lágrimas, los cuadros de sangre y dolor que se ve en los sitios en que estallaron las bombas. Ha sido tal la contundencia y poder de los artefactos explosivos que han causado grandes destrozos y las muertes y heridos enlutan a miles de personas; el gobierno se ha sentido impactado e indemne ante los cuadros de terror. Señala la información de EFE que “horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoológico, a una decena de kilómetros al sur de la capital”.

Conforme se desarrollan las acciones del terrorismo, el mundo pierde confianza en las autoridades que, se dice, podrían reprimir la acción de los criminales; pero, a la vez se comprende la inutilidad de cualquier acción que realicen los policías o miembros de las fuerzas armadas que, prácticamente, se sienten imposibilitadas de adoptar medidas contundentes contra el terrorismo. A estos cuadros de atentados terroristas se añaden los hechos armados y represivos que se producen, por ejemplo, en Trípoli, capital de Libia, donde se produjo la “ofensiva lanzada por un general del ejército contra el “gobierno libre reconocido por la comunidad internacional y ha causado ‘227 muertos y 1.128 heridos”.

Muchas de estas acciones son organizadas y promovidas por el terrorismo internacional que responde a diversas ideologías y sobre todo a ambiciones de quienes buscan hacerse del poder mediante la dominación y avasallamiento de los habitantes que resultan esclavos dependientes de tiranías.

Ante todos estos hechos criminales que son causantes de muertes, heridos y destrucción de bienes, ni los organismos internacionales ni las potencias que condenan los hechos, nada pueden hacer. Ante todo ello, la colectividad mundial se pregunta ¿Qué hacer ante la insania demostrada con tanto dolor y muerte que es causada por extremismos que debieron desaparecer de la faz del planeta hace mucho tiempo?