José Tadeu Arantes
El rol de la investigación científica y de la comunidad del conocimiento en la promoción del desarrollo sostenible fue el tema de una videoconferencia del economista y analista político estadounidense Jeffrey Sachs el pasado 3 de mayo, durante la 8ª Reunión Anual del Global Research Council (GRC).
La referida conferencia tuvo lugar el último día del encuentro internacional que congregó en Sao Paulo a dirigentes de agencias de fomento de la investigación científica de medio centenar de países de los cinco continentes. La reunión del GRC estuvo organizada por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Sao Paulo (Fapesp), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y la German Research Foundation (DFG) de Alemania.
Autor del best-seller intitulado The End of Poverty (El fin de la pobreza), entre otras obras de impacto, Sachs es una de las mayores autoridades mundiales en el área del desarrollo sostenible. Ha venido actuando sucesivamente como consultor especial de tres secretarios generales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): Kofi Annan, Ban Ki-Moon y António Guterres. Además, ha hecho lo propio con gobernantes de diversos países de América Latina, África, Asia y Europa del Este.
Sachs tiene actualmente 64 años, y fue director del Earth Institute de la Columbia University, en donde ostenta el título de University Professor, la más alta calificación que las instituciones de educación superior de Estados Unidos otorgan a los integrantes de sus cuerpos docentes.
En su disertación por videoconferencia, Sachs definió al desarrollo sostenible como el desarrollo económico con justicia social y sostenibilidad ambiental.
Según consignó, esa tríada suministró el marco de referencia del Acuerdo de París, formulado en el ámbito de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 2015, y suscrito por todos los países miembros de la ONU al año siguiente.
“La razón por la cual el desarrollo sostenible se ha convertido en una referencia para la ONU es la crisis. Y la crisis es el resultado de que la economía mundial no contempla objetivos económicos, sociales y ambientales de manera holística. En lugar de ello, la economía mundial se volvió eficaz para producir crecimiento económico, pero es ineficaz para producir justicia social, y es desastrosamente contraria a la sostenibilidad ambiental”, dijo.
El resultado de esto, según el analista, es que el sistema económico mundial crece, pero crece de manera desigual e insosteniblemente. Para Sachs, esto requiere de un cambio en las políticas públicas, pero también de un cambio en las tecnologías, y el mismo debe regirse por las ciencias básicas. Y la integración entre tres áreas -ciencias básicas, ingenierías y ciencias políticas-, apuntando darles respuesta a las grandes preguntas de la actualidad, constituiría un enorme reto para la que denominó como “la comunidad del conocimiento”. A ésta le correspondería ponerse a la cabeza de este proceso, toda vez que los gobiernos no estarían intelectualmente preparados y no tendrían interés político de afrontar problemas tan graves como el de los cambios climáticos globales.
“Necesitamos una ciencia que haga evidente cuáles son las restricciones ambientales y las soluciones necesarias. Si la ciencia se pierde completamente, ni siquiera sabremos si el planeta se está calentando, no entenderemos la climatología y las dimensiones de este desafío, y no tendremos ni idea de cómo mapear el camino hacia la seguridad”, dijo.
De acuerdo con Sachs, aun el mejor escenario vislumbrado en el Acuerdo de París, de un calentamiento global menor que 1,5 ºC, sería sumamente peligroso. Y no impediría el derretimiento de los casquetes polares. El analista insistió en la necesidad de una “descarbonización” total del sector energético, con la reducción a cero de las emisiones hasta mediados del actual siglo. “Por eso necesitamos ingenieros que nos digan cómo se lo puede hacer. Y efectivamente, los caminos hacia la descarbonización profunda actualmente están siendo diseñados por ingenieros expertos”, afirmó.
Desde la óptica de Sachs, la descarbonización profunda constituye el primero y el más apremiante tema de una lista de seis desafíos que planteó durante la videoconferencia. Los restantes son, según el orden: el uso sostenible de la tierra y la producción de alimentos preservando los últimos bolsones de biodiversidad del planeta, como la selva amazónica; la salud y el bienestar, mediante el control de las enfermedades transmisibles y no transmisibles; la educación; la urbanización sostenible, teniendo en cuenta que alrededor de 2.500 millones de personas se incorporarán a las ciudades durante las próximas décadas, para componer junto a los actuales habitantes urbanos y sus descendientes el 70% de la población mundial a mediados del siglo; y la tecnología de la información, con énfasis en la gobernanza de las grandes corporaciones del sector, de manera tal de preservar la libertad y la privacidad de los usuarios.
Para hacer frente a tales desafíos, Sachs hizo hincapié en la importancia de la integración del conocimiento sostenida sobre el trípode compuesto por las ciencias básicas, las ingenierías y las ciencias políticas. “Necesitamos esas aproximaciones disciplinarias para trabajar de manera integrada”, dijo.
Agencia FAPESP
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