Eric Cárdenas del Castillo, destacado intelectual paceño, abogado y licenciado en Ciencias Políticas y escritor empedernido, nos acaba de entregar otro aporte, su libro HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLITICO BOLIVIANO (Librería Editorial “G.U.M.”), que parecería una continuación de dos de sus libros anteriores: Historia del Pensamiento Político (7ma. Edición, 2008) y Teoría del Estado (4ta. Edición, 2013).
El nuevo libro nos hace pasear, en sus 209 páginas, por las formas de organización política y de convivencia social en lo que fue parte del Tahuantinsuyo, pasando por lo que fue el Alto Perú hasta el presente, una capacidad de síntesis y de conocimiento histórico y político realmente extraordinario.
Un vistazo, muy a vuelo de pájaro, nos retrotrae a la Estructura Política Pre colonial, la cual citando a dos investigadores de la época: Baudin y William Prescott que sugirieron, como resultado de sus investigaciones, que “hay motivos para creer que existió en el Perú una raza civilizada antes de la época de los incas”. Citando al investigador peruano Luis E. Valcárcel, “la organización social precolombina estaba fuertemente asentada en el “Ayllu”, cuyo conjunto constituía el Kollasuyo y los suyos a su vez, el Imperio.
Dando un enorme salto histórico luego se refiere a la “Conquista y Colonia”, pero con un capítulo previo, en el que analiza las corrientes políticas en Europa en el Siglo XV, ya que en ese periodo hubo importantes cambios en la política de estos países, que dieron lugar a “algunos pasos teóricos y prácticos para el paso de la Edad Media a la Moderna”, y luego con las revoluciones inglesas de 1647 y 1687, en la primera se derrocó al rey y por primera vez gobernó un individuo que no era noble y al sucesor de éste le impusieron su sometimiento a la Constitución, lo que se tradujo en la monarquía constitucional.
Con ese entorno institucional renovado en Europa, los españoles llegaron al Perú en 1532 y trajeron ideas “feudales”, con ellas “diferenciaron dos categorías sociales en el nuevo mundo, nosotros los españoles: superiores, conquistadores, civilizadores, y ustedes los indios: inferiores, conquistados para ser civilizados”.
Bajo ese paraguas de paradigma, los españoles se adjudicaron las tierras y con ellas a sus pobladores, sometiéndolos a la servidumbre, estableciendo el modelo feudal, donde los conquistadores se convirtieron en “señores feudales” y los segundos en “siervos” de la gleba, todo debidamente refrendado por la corona española, la cual se beneficiaba de este arreglo recibiendo las riquezas provenientes de América.
Como acertadamente señala nuestro autor: “este sistema feudal pervivió durante todo el proceso de la colonia (en esta parte de América entre 1535 y 1825), y continúo en Bolivia hasta 1952 (Revolución Nacional), que con el voto universal se reconoció el derecho de ciudadanía plena a los indígenas y todos los individuos, hombres y mujeres y con la Reforma Agraria se les dotó de tierras bajo el principio de “la tierra es de quien la trabaja”.
De esta manera, como Cárdenas resalta: “España con el coloniaje acomodó la cultura originaria a sus intereses de orden político, es decir sostener la autoridad imperial colonial, mediante la sumisión del conocimiento, pues en ese tiempo el catolicismo se enfrentaba a un grave peligro, la herejía del protestantismo, que en Europa se había extendido por todo lado. En España, en el Siglo XVIII, muchos hombres pensaban que, para asegurar la obediencia y la sumisión de las colonias americanas, no se debía permitir a sus poblaciones una educación mayor a la necesaria para salvar sus almas”.
Las siguientes etapas ideológicas serán analizadas en el siguiente artículo.
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