Stef Bokhorst, investigador del Departamento de Ciencias Ecológicas de 'Vrije Universiteit Amsterdam' sostuvo que una amenaza importante para la biodiversidad existente que observaron es el cambio climático y la actividad humana. Las vibrantes comunidades de invertebrados en la Península experimentan una depredación muy baja, pero la introducción de especies de plantas invasoras, cuyas semillas pueden llegar desde Sudáfrica y Sudamérica o en el sistema por aves marinas y seres humanos, podría cambiar esto.
"Al igual que las colonias de pingüinos y focas enriquecen el suelo para las plantas nativas, también es posible que lo hagan ideal para las especies invasoras, lo que podría ser más resistente y brindar refugio a insectos depredadores como las arañas y los escarabajos", dijo Bokhorst. "En este momento, el sistema es demasiado improductivo para soportar mamíferos como ratas y ratones".
En el futuro, los autores pretenden abordar estas preocupaciones mediante la investigación de los roles de las especies invasoras tanto en el Ártico como en la Antártica. Un objetivo principal es determinar si las actividades de las colonias de pingüinos y focas realmente promueven el éxito de las especies invasoras y qué acciones podrían tomarse para evitar la introducción de invasores en estas regiones vírgenes en el futuro.