Sony confirmó las especificaciones de PS5 hace unas semanas nada sorprendente, muchas de las filtraciones estaban en lo correcto y en general no hubo sorpresas, aunque todavía están en el aire algunos detalles importantes, como la cantidad de memoria unificada y la capacidad de almacenamiento que ofrecerá dicha consola.
Xbox de Microsoft fue la primera consola en contar con un disco duro interno. Su capacidad era muy limitada (8 GB), pero podíamos actualizarlo a un modelo de mayor capacidad. Esto era posible gracias a su arquitectura interna, y es que dicho sistema era prácticamente un PC. Sony no utilizó discos duros en sus consolas hasta la llegada de PS3, un sistema que debutó con dos grandes configuraciones: un modelo con un disco duro de 20 GB y otro de 60 GB. Ese planteamiento se ha mantenido con Xbox One y PS4, aunque la capacidad mínima se incrementó hasta los 500 GB.
PS5 dará un importante salto cualitativo en lo que respecta al almacenamiento, ya que contará con un SSD. Cuando hablamos de unidades SSD podemos hacer referencia a versiones muy distintas, no solo por formato y capacidad, sino también por rendimiento. La compañía japonesa no especificó qué tipo de unidad iban a utilizar, así que no se tiene claro optarán por un SSD con interfaz SATA III o por uno de tipo PCIE.
El primero sería más económico pero ofrecería un rendimiento inferior (unos 500 MB/s de velocidad secuencial), mientras que el segundo sería más caro pero también más rápido (pueden llegar a los 3.500 MB/s). Sony todavía no ha hecho un anuncio oficial, pero un portavoz de la compañía ha comentado que utilizarán un SSD «ultra rápido» en PS5 porque es una pieza clave para dar forma al proyecto que tienen en mente.
La meta principal de Sony es acabar con las pantallas de carga y dar a los desarrolladores el hardware que necesitan para llevar a cabo proyectos verdaderamente innovadores. Habrá que esperar a ver qué entiende la compañía nipona por un SSD ultra rápido, ya que ese calificativo solo lo merecen, a día de hoy, las unidades basadas en PCIE que superan los 3.000 MB/s.
Una tarjeta SSD influye en los tiempos de carga. Incluso una unidad de gama baja basada en SATA III es capaz de superar de largo a cualquier disco duro actual, pero sus ventajas van más allá.
Un SSD tiene un consumo energético inferior, carece de piezas mecánicas y presenta una mayor resistencia a sacudidas y vibraciones. También mejora el tiempo de respuesta de aplicaciones a nivel de sistema operativo, ayuda a evitar los problemas de popping que se pueden producir al cargar texturas de gran tamaño y puede contribuir a elevar ligeramente la media de FPS consiguiendo, en general, un rendimiento más sólido y consistente.
CUALQUIER JUEGO PUEDE
BENEFICIARSE DE LA UTILIZACIÓN
DE UN SSD
Sony está poniendo las expectativas por las nubes con PS5, un movimiento comprensible ya que generar “hype” hace que la gente hable más de su consola, pero es un arma de doble filo. Ya ocurrió con PS4, una consola que prometía una experiencia equivalente a un PC de gama alta y que al final ha terminado siendo un sistema limitado a 1080p, calidades medias-bajas y 30 FPS en la mayoría de los casos.
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