Una de las bases del actual modelo económico boliviano es la supuesta transformación de la matriz productiva. En teoría, los excedentes obtenidos en los denominados ‘sectores estratégicos’ -hidrocarburos, minería y electricidad- debían ser reinvertidos en rubros generadores de ingresos y empleo. De esa manera, se daría la diversificación en la producción de bienes y servicios. Han pasado casi tres lustros desde que el modelo en actual vigencia fue implementado, un período prudente para analizar si el mismo tuvo éxito.
Un modo de medir el nivel de diversificación en una economía es estudiar el comportamiento de las ventas al extranjero; una producción más diversa lleva a que las exportaciones se dispersen en un mayor número de bienes y servicios. Para realizar dicho análisis, se apela al índice de Theil. Se trata de un indicador que muestra si las exportaciones de un país están concentradas en pocos bienes y servicios o, por el contrario, en una gran gama de productos. Usualmente, se maneja cinco umbrales para el análisis: 0 (diversidad perfecta), 0,5 (concentración en el 26 por ciento de los productos), 1 (concentración en el 18 por ciento de los productos), 2 (concentración en el 8 por ciento de los productos) y 4 (concentración en el 2 por ciento de los productos). Como se puede notar, existe una relación inversa entre el indicador y la diversificación; si el primero aumenta, el segundo disminuye.
Una ventaja adicional de este índice es la información complementaria que brinda mediante la posibilidad de descomponerlo en dos partes. El primero -denominado margen intensivo- muestra si la variación de las exportaciones se debe al mayor volumen de bienes usualmente vendidos al exterior. En cambio, el segundo - llamado margen extensivo- explica si la variación mencionada es resultado de nuevos productos exportados o la apertura de nuevos mercados en el extranjero.
Con el objeto de realizar el presente análisis, se obtuvo la información de la base de datos del Fondo Monetario Internacional. Se manejó dos períodos de estudio de igual duración: 1997-2005 y 2006-2014. Para el caso boliviano, se encontró que el índice de Theil en el primer período alcanzó un valor promedio de 3,17. En contraste, el indicador llegó en promedio a 3,84 en el segundo período, que corresponde al modelo económico vigente. Por lo expuesto, se observa que existe un retroceso en la diversificación de las exportaciones, ya que en lugar de cumplir con lo que postula el actual modelo, se evidenció una mayor concentración en los productos tradicionalmente exportados.
Lo más alarmante es la tendencia existente en los últimos años del segundo período analizado; cada año el índice se incrementa, lo que implica una menor diversificación en las exportaciones. En el 2014, último año con disponibilidad de datos, se registró un nivel de concentración de 4,14. Con dicho valor, Bolivia fue el tercer país en Sudamérica con menor diversificación, sólo detrás de Ecuador y Venezuela; dos naciones regidas por gobiernos populistas en el año de estudio.
Continuando con el análisis, mediante los márgenes intensivo y extensivo, se encuentra otro retroceso en el período del actual modelo. La variación en las exportaciones bolivianas en el período 1997-2005 estuvo explicado en un 99,27 por ciento debido a una mayor producción de bienes usualmente exportados. En la segunda etapa estudiada, dicho porcentaje fue aún mayor, 99,61 por ciento. Desde la perspectiva del margen extensivo, se puede notar que, en los primeros años analizados, el 0,73 por ciento de la variación en las exportaciones se debió al incremento de nuevos productos exportados o la apertura de nuevos mercados en el extranjero. Aunque este porcentaje es extremadamente bajo, disminuyó aún más con el esquema económico vigente. Esta cifra se redujo a 0,39 por ciento para el período 2006-2014. Como se constata, cada vez existe un menor número de nuevos productos exportados o mercados de destino.
No se requiere mayor explicación para notar que el actual modelo económico no cumplió con las premisas que planteaba. Por el contrario, se convirtió en un modelo primario exportador, incluso peor que otros existentes en la historia boliviana. Esta situación hace que la economía sea más vulnerable ante las variaciones de los precios correspondientes a los bienes que el país exporta, principalmente de las materias primas. Este fracaso plantea la necesidad de contar con un modelo nuevo, que priorice la diversificación productiva. Incentivar el incremento de nuevos rubros de producción y exportación es posible en la economía boliviana.
Fuente. Elaboración del autor con base en datos del Fondo Monetario Internacional.
El autor es Economista y diplomático de carrera.
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