El Estado, en su definición más resumida, es la sociedad organizada jurídica y políticamente, es decir ajustada a normas jurídicas y al poder. En el primer caso, una importante corriente de filosofía política sostiene que Estado y derecho son una sola entidad, pues no hay Estado sin derecho, ni derecho sin Estado, y en el segundo, la principal característica del Estado es ejercer poder, pues no hay Estado sin poder.
Uno de los componentes fundamentales del Estado es el gobierno, que es la autoridad que administra el poder del Estado. Sin embargo, es muy corriente que los administradores del Estado confundan su gobierno con el Estado mismo, es decir que creen que son el Estado.
Las ideas sobre el Estado y su relación con los habitantes del mismo, como uno de sus componentes y su finalidad, desde la antigüedad, han dado lugar a las dos importantes corrientes filosóficas y programáticas que están vigentes. Ambas se originaron en la antigua Grecia, en el pensamiento de Platón y Aristóteles, el uno con su planteamiento del comunismo, donde no hay propiedad privada y el segundo de la democracia con propiedad privada.
En buena parte de la historia universal, el poder del Estado se confundió con el poder del monarca, cuya síntesis fue la exclamación del rey francés Luis XIV: “El Estado soy yo”. Pero con las revoluciones norteamericana y francesa del Siglo XVIII, se dio lugar al liberalismo, es decir una sociedad basada en libertades y derechos. Un tiempo después aparece la teoría marxista que proclama la dictadura del proletariado, y en consecuencia el estatismo secante, anulando la propiedad privada de los medios de producción, que fue llevada a extremos de anular la propiedad de bienes de uso y consumo.
Las dos líneas del pensamiento filosófico político, en el pasado siglo, dieron lugar a que se den dos corrientes estatistas, el socialismo comunismo que tuvo su realización con la Revolución rusa de 1917, y el fascismo italiano y alemán, en el que se proclamó: “todo en el Estado, nada fuera del Estado”, dos corrientes primo hermanas, que a su vez se combatieron. En estas corrientes estatistas, se resume su planteamiento en que el individuo está al servicio del Estado. Su modelo político es la dictadura de clase (de partido) y la economía centralizada en el Estado.
La otra corriente es la liberal democrática, que plantea que el Estado debe estar al servicio del individuo, para garantizarle sus derechos y propiedad privada. Esta corriente es liderada por los Estados Unidos (USA) y los países occidentales de Europa, su modelo político es la democracia y la economía abierta o de mercado. Luego del derrumbe de la Unión Soviética y los países de su órbita de influencia, la democracia ha quedado casi como única opción en el mundo, con sus variantes, aunque todavía quedan algunos países bajo la corriente estatista socialista.
En América latina, se han establecido gobiernos inspirados en el estatismo socialista de corte marxista, que más bien son dictaduras unipersonales, que si bien llegaron al poder político mediante el voto popular (medio democrático), permanecen en el mismo, por más de una década y mediante la usurpación de la voluntad popular, la represión y violencia, con cientos de muertos, heridos y encarcelados, como en Venezuela y Nicaragua, y en nuestro país con un gobierno aliado de los anteriores y con visos de autoritarismo.
Nos llama la atención que gente del gobierno populista, en estos tiempos electorales, habla de democracia, y alguna asambleísta hasta invita a ver la supuesta calidad de nuestra democracia, con el control político de todos los órganos del Estado, presos políticos, exiliados, perseguidos judicialmente (como Franklin Gutiérrez, dirigente de los cocaleros de los Yungas paceños) y otros, elecciones amañadas, corrupción, despilfarro, y otros excesos de poder, en nombre del Estado y peor del pueblo.
El verdadero pueblo boliviano, que valora la democracia lograda con sacrificio y sangre de patriotas, sabrá defender su libertad, como lo ha hecho a través de nuestra agitada historia.
El autor es Abogado y Politólogo.
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