¡Increíble, pero cierto! YPFB está en crisis después de haber recibido 5.900 millones de dólares entre 2007 y 2018. En efecto, dos grandes y graves problemas, entre otros, acosan a la entidad estatal, cuya situación es angustiante.
El problema inicial es el pago de dos multas a Brasil. La primera por no cumplir con el contrato para la entrega de determinados volúmenes de gas a Petrobras el año pasado, multa que llega a la suma de 133 millones de dólares. La segunda por el gas que no entregó, o sea que no fue vendido.
En total, la suma adeudada alcanza a los 263 millones de dólares, obligación que afectará no solo a la economía de la entidad, sino del país, mucho más en momentos delicados cuando la nave del Estado navega en medio de una turbulenta tempestad.
Un segundo problema de magnitud, tan grave como el primero, es la frustración por la perforación del Pozo Boyuy X-2, asunto muy embrollado en su forma y contenido y que ha puesto a las autoridades petroleras entre la espada y la pared.
El asunto de la perforación de este pozo es sencillo, pero grave. Empezó con optimismo, pero sin seriedad, resultando un fracaso. En efecto, al llegar la perforación a la profundidad de siete mil metros, solo se encontró agua hirviente. Ante la frustración se decidió seguir adelante, con la “seguridad” de que dos mil metros más abajo estaba el “tesoro de Alí Babá”.
Pero, ¡oh, desgracia!, el intento fue otro fiasco y el “mar de gas” anunciado por el ministro Sánchez, resultó una gota de agua en el océano. La nueva perforación terminó en un inmenso cero y se perdió 130 millones de dólares que había costado, o sea un despilfarro.
En cuanto a la multa a Petrobras (pagada en parte), la sabia autoridad ministerial dijo que compartiría la deuda con las empresas contratistas, idea que, sin embargo, resultó falsa por variantes del contrato. Al respecto, las contratistas no han dicho esta boca es mía y se anticipa que no pagarán la cuota-parte anunciada por el ministro.
En cuanto al pozo Boyuy X-2 el problema no es menor y se perderá otros 130 millones de dólares. El ministro argumenta que ese emprendimiento no fue para hallar gas, sino para batir un récord mundial de profundidad. Sobre esta frustración, la autoridad también trata de lavar la cara oficialista, en medio de la campaña electoral, arguyendo que el gasto será compartido con las contratistas.
Entre tanto, también YPFB enfrenta el agotamiento de gas, bajas cotizaciones, malestar entre los consumidores, crisis política nacional, y otros y, en general, se puede concluir que la operación Boyuy fue un éxito, pero el enfermo ha muerto.
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