Clepsidra
Recordamos con amarga tristeza que, hace tres décadas, en el corazón de Europa se deflagró la guerra fratricida de los Balcanes, generada por conflictos de orden político, económico, cultural, así como religioso y étnico que acabó determinando el fin de la antigua Yugoslavia, un conglomerado de ocho entidades federativas, que luego pasaron a ser seis repúblicas: Croacia, Macedonia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Serbia y Montenegro y dos provincias autónomas: Kosovo y Metoohija. Dentro de una extensión territorial cuatro veces menor que la boliviana.
Como señalamos líneas arriba, este descuartizamiento decretó el fin de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia reduciéndola a la pobreza, al total desorden de su economía y una inestabilidad que se tradujo en los más sangrientos combates en suelo europeo, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con un saldo de centenares de miles de muertes y millones de desplazados.
Tan terrible tuvo que ser dicho suceso que, para calificarlo, se acuñó el término de “balcanización”, como un sinónimo de lo trágico que puede significar este desenlace, especialmente en naciones como la nuestra, donde curiosamente suelen darse condiciones similares a aquellas que precipitaron tales desgracias.
En medio de un populismo irresponsable, y afanado por eternizarse en el poder logrado, gracias a los designios del Foro de Sao Paulo, en connivencia con los mismos guerrilleros cubanos que hollaron nuestras tierras, sembrando dolor y muerte en el seno de inocentes familias bolivianas, han sido innumerables los dislates cometidos
en busca de ese maquiavélico plan, como la manoseada fórmula del separatismo y la entronización de un pachamamismo racista y xenófobo, que no solo terminó con la república, sino amenaza acabar con nuestra patria.
Es conocida nuestra propensión a dividirnos hasta el límite del desquiciamiento. Si ayer fueron los liberales apaleando a los conservadores; los movimientistas contra los falangistas; los militaristas contra los cívicos; comunistas versus burgueses; y toda una suerte de diestros y siniestros, hoy surgen los promotores de un estado plurinacional y folclórico vs. aquellos nostálgicos de una república sepultada.
A este ambiente de división y rompimiento institucional, que es el caldo de cultivo de la izquierda, donde germina toda esa suerte de infortunios, surgen los sacerdotes de la Diosa Blanca, como aquel que lleva el mismo nombre de la provincia balcánica, y a través de la cadena narco productiva que controlan, como: el contrabando, el lavado de dinero, la prostitución, etc., corrompen a instituciones militares y policiales encomendadas por la Constitución Política del Estado a velar por la seguridad de la sociedad y de la Patria, haciendo que éstas se involucren hasta el extremo de generar ajustes de cuentas que, por lo general, pueden desembocar en una guerra entre zurdos y montenegrinos.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |