La Alcaldía publicó un plano de la ciudad de La Paz, mostrando en detalle las diversas zonas sobre la que está construida la ciudad, destacando en detalle los barrios que se encuentran en riesgo de sufrir deslizamientos en diversas proporciones. En general, dicho plano es altamente alarmante, pues deja ver que casi toda la ciudad está en peligro de sufrir grandes dificultades. Solo se salvan de esa situación unos cuantos barrios, que forman un pequeño porcentaje.
La alarmista referencia oficial tiene validez y debe servir de previsión para futuros acontecimientos, tanto para la Alcaldía como para los pobladores de las zonas en peligro.
Es necesario recordar que primitivamente la cuenca paceña estaba formada por montañas elevadas y quebradas profundas. Vinieron tiempos de intensas lluvias que duraron decenios y erosionaron los cerros. Vino enseguida la época de los glaciares que acentuaron la erosión hasta que terminaron de formar la “hoyada”.
Esas etapas de lluvias, glaciares y otros intemperismos, al erosionar los cerros los desgastaron y las tierras sedimentarias cubrieron el fondo de las quebradas con tierras arrastradas por las aguas, formando, finalmente, un valle. Se trataba, por tanto, de un valle formado por terrenos sedimentarios, fijados en el fondo de las quebradas y las laderas de los cerros. Solo quedaron como espacios rocosos, las zonas altas de la cuenca, como ser las plazas Murillo, San Francisco, El Prado, Miraflores, Sopocachi bajo, etc., cruzados por ríos y arroyos.
La ciudad de La Paz actual, formada sobre zonas rocosas, se extendió a zonas de tierras sedimentarías poco sólidas y deslizables como los barrios Santa Bárbara, Killi Killi, Llojeta y otras. Ese proceso de expansión se intensificó y la ciudad quedó asentada sobre terrenos deleznables y deslizables sobre los que hoy se encuentra. Recién desde entonces empezaron a alarmar los deslizamientos.
En síntesis, La Paz está asentada en alto porcentaje en tierras movedizas que se deslizarán más temprano que tarde, más aún porque los vecinos les dan mal uso.
Esta referencia general debería ser tomada en cuenta por las autoridades, porque el problema es inevitable. Se sugiere como soluciones inmediatas que los vecinos eviten echar agua al suelo y que la Alcaldía plante miles de árboles en todos los lugares posibles, en un programa prioritario. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?
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