Concluida la Guerra del Chaco, emergieron de esa contienda con Paraguay nuevas corrientes de pensamiento político, que luego devinieron en partidos, unos con ideología nacionalista y otros inspirados en el marxismo-leninismo, ambas corrientes con sus tendencias (FSB, MNR, POR, PIR). Junto a estas corrientes pervivieron los viejos partidos políticos, algunos desde fines del Siglo XIX, como los conservadores-republicanos y liberales, y otros como los socialistas de principios del Siglo XX. Estos partidos confluyeron en la denominada concordancia, donde se unieron republicanos y socialistas en el PURS, es decir Partido de la Unión Republicana Socialista.
Tanto el PURS como el liberal en buena medida representaban los intereses de la gran minería y los terratenientes, y en sus gobiernos ocupaba altas funciones un reducido grupo de personas de esos partidos, a los cuales el MNR denominó la “rosca”, es decir un círculo cerrado que contenía a un grupo privilegiado de poder. Dentro de ese círculo estaban destacados intelectuales y políticos, desde hacía dos décadas. En algún momento se aliaron con el comunismo representado en el PIR, para derrocar al gobierno del presidente Gualberto Villarroel. Esta alianza coyuntural respondió a los aliados, encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética, es decir el capitalismo-democrático y el socialismo-comunista, frente al nazismo-fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Esa vieja rosca fue liquidada políticamente con la revolución iniciada el 9 de abril de 1952, denominada la Revolución Nacional, que enterró en buena medida el “ancien regime”, se incorporaron nuevos actores a la política, como los sectores obreros, organizados en la Central Obrera Boliviana (COB), que fue creada en los primeros días del nuevo régimen, campesinos y clases medias, que constituyeron la alianza clasista que motorizó ese proceso, hasta que se fracturó la misma y cayó el régimen. No obstante, sus políticas pervivieron y perviven hasta este tiempo.
Desde hace casi catorce años estamos gobernados por un partido que con estilo “fascista” ha conglomerado a diversos sectores sociales, en una suerte de régimen corporativista, que en nombre de los llamados “movimientos sociales” hace propaganda (otra característica del fascismo) de una supuesta revolución o proceso de cambio, con características indigenistas (raciales), socialistas (socialismo del Siglo XXI), liberales (búsqueda de capitales internacionales), democráticas (democradura), etc., que de acuerdo con la ciencia política es solo populismo.
En este régimen un grupo reducido de individuos permanece en el ejercicio del poder del Estado, hace ya casi catorce años. Es seguramente un círculo de algo más de cien personas, encabezadas por el presidente del Estado Plurinacional y presidente de las seis federaciones de cocaleros del Chapare, el vicepresidente con antecedentes de ex terrorista -que además pretenden una cuarto mandato ilegal e ilegítimo-, y algunos ministros, viceministros, directores, gerentes de empresas estatales, senadores, diputados, embajadores etc., que rotan en esas altas funciones. Es decir que estarían calificados para administrar el Estado desde cualquier función, en un tiempo en que las especializaciones profesionales responden a una buena gestión, ya sea de gobierno o empresa.
Ya Robert Michels en sus dos tomos de “Los Partidos Políticos” hace mención a la “ley de hierro de los gobiernos” que siempre se oligarquizan, es decir que un reducido grupo de individuos conforma el grupo gobernante. Esa ley de hierro está plenamente vigente en nuestra realidad, y ese grupo oligarca defiende a “rajatabla” al gobierno, en todos los espacios de debate político, en especial en los medios de comunicación social, de donde inferimos que más que defender al gobierno y sus políticas, parecería que defienden su situación e intereses personales, pues hace catorce años que disfrutan del poder y sus canonjías.
Creemos que es tiempo de un verdadero cambio, de personas, ideas, programas, régimen, en beneficio del desarrollo de nuestra sociedad, pues la “circulación de las élites” es uno de los fundamentos del desarrollo de las sociedades, en caso contrario éstas se estancan.
El autor es Abogado y Politólogo.
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