Graves tensiones en el Golfo Pérsico

Con mucha razón, el filósofo chino Kung Tse (Confucio) dijo: “El hombre, por más sufrimientos que tenga, no aprende en experiencias”. Esto es lo que pasa con la paz mundial porque cada país, especialmente los que están en posición de ser “potencias”, no han aplicado en sus políticas las experiencias dejadas por dos guerras mundiales, por las de Corea, Irak, Siria y otros sitios, guerras en las que han muerto muchos millones de jóvenes. Hoy, por las tensiones habidas en el Golfo Pérsico, se puede colegir que cada uno de los países potencialmente ricos económicamente y excesivamente armados “con fines defensivos”, parecen prepararse para nuevos enfrentamientos.

Naciones Unidas pidió hace pocas semanas “contención” a las partes involucradas en tensiones que muestran disposición para la guerra; cada parte, sea de occidente o de oriente, muestra, de tanto en tanto, su potencial bélico; así, por ejemplo, tanto Rusia como Estados Unidos no vacilan en mostrar su poderío armamentista y, además, su poderío nuclear que tan solo con el uso de seis ojivas nucleares instaladas en sitios estratégicos del globo, acabarían con la vida en el planeta; pero, ambas partes, aún pregonando vocación por la paz, dan vía libre al armamentismo para la fabricación de armas convencionales cada vez más mortíferas, capaces de causar más víctimas, capaces inclusive de destruir ciudades enteras e instalaciones industriales que comparadas con lo mostrado en la Segunda Guerra Mundial, resultan una especie de “juguetes” porque lo que actualmente posee cada una de las potencias -EEUU, Rusia y China- sin contar a las menores como las que se encuentran en Medio Oriente, por ejemplo: Turquía, Israel, Egipto, las dos Coreas, Irán, Irak y otras, muestran potencial bélico igual o mayor a lo usado en los mil años pasados.

Las potencias en permanente “guerra fría” no entienden que no deben continuar políticas que hacen que el hombre sea el peor enemigo del hombre; que eviten la muerte de millones de jóvenes de sus respectivos países; que eviten la sangría de la humanidad tan solo por satisfacer la soberbia y petulancia de los dirigentes de los países que hacen honor al lema de los armamentistas “Sivis pacem, parabellum” (Si quieres la paz prepárate para la guerra).

Naciones Unidas, inerte como siempre, solo puede mostrar preocupación y deseo de que haya “contención” en las partes en casi permanente conflicto que podrían desencadenar guerras muy violentas. Este organismo seguirá con su clamoroso pedido y nada más; entretanto, mares, aire y tierra de los países “tensionados”, ven el peligro que se cierne sobre sus naciones y sus pueblos nada pueden hacer ante las posibles angustias que podrían vivir. El problema es grave y puede ocasionar que, en cualquier momento, la tensión que se vive en el mundo por causa del hambre y las enfermedades, por la pobreza y los conflictos internos, se concluya en situaciones de aflicción de imprevisibles consecuencias que el mundo, consciente y responsablemente, debería sopesar y evitar.