Okio.- Detrás de la vida apacible de los japoneses, de sus autos de lujo y de ciudades altamente desarrolladas se esconde un fantasma temible que acecha silenciosamente a este lejano país y que se resume en dos amenazas latentes: la baja de natalidad y la extensión de la vida longeva como determinantes centrales que podrían afectar la economía de Japón en el futuro inmediato.
Los datos duros resultan ser escalofriantes no solo en el presente sino también en la proyección futura. Según el Instituto Nacional de Población Seguridad Social de Japón (IPSS, por sus siglas en inglés), el índice de natalidad llegó en el 2015 a su punto máximo desde 1940 hasta estos días con una tasa promedio de 1,4 % y las proyecciones indican que esas cifras bajarán sustancialmente en los próximos 15 años.
No es casual que el primer ministro Shinzo Abe haya puesto énfasis especial en el tema de la tercera edad y el futuro del empleo como ejes de debate en la cumbre de presidentes del G20 que comenzará a fines de junio en Osaka.