El populismo, en sentido económico, es una ideología que aparece cuando las revoluciones democráticas que intentan algunos países no se han completado o paralizado o se encuentran en proceso de retroceso al pasado feudal. En su desorientación, sus seguidores creen encontrar una tabla de salvación diciendo que esa ideología busca alcanzar el socialismo sobre la primitiva comunidad, sin pasar previamente por la etapa capitalista (democrática).
Este proyecto político fracasó en la práctica y la teoría. Se mueve, pero a ninguna parte va, y por carecer de objetividad, con base en el libre albedrío, crea infinidad de problemas. Es anárquico, amoral, errático, para terminar en el caos, impidiendo que nuevas fuerzas sociales desarrollen el país con una completa revolución democrática.
A diferencia de la anterior definición, la palabra populismo se utiliza de forma habitual, pero sin contenido alguno, como adjetivo calificativo, insulto. Este otro tipo de populismo es el populacherismo, tan negativo como el anterior. Su desorientación es absoluta, no se sabe de dónde viene ni a dónde va y, por tanto, produce el desorden permanente. Es nada.
Ante ese fracaso surgió una tercera fórmula populista que propone construir alguna variedad de socialismo sobre el comunismo primitivo, utilizando ciertos procedimientos capitalistas y socialistas. Dizque busca un término medio entre esos dos sistemas y plantea un “tercer sistema”.
Este populismo subjetivo predica sueños de justicia, bondad, y otras abstracciones de la filosofía medieval. Quiere construir el socialismo sobre los últimos saldos de la desaparecida comunidad aymara, preincaica.
Ese populismo también, típico de minifundistas, artesanos, comerciantes, burócratas, mini-empresarios, pequeños capitalistas, etc., mira el pasado con lágrimas en los ojos, teme al futuro y busca una tabla de salvación para pequeños intereses que se arruinan, desplazados por la economía democrática. En ese desconcierto han desaparecido ética, estética, no se diferencia el bien del mal, lo bello de lo feo. Crea la corrupción masiva.
Ese populismo está en desaparición. No obstante, su fracaso ha tenido un retoño, Félix Patzi, que en el contexto señalado propone el “Tercer sistema”; el “Modelo comunal, propuesta alternativa para salir del capitalismo y el socialismo”, es decir un populismo químicamente puro. Esa “ideología” está expuesta en folletos y papeles públicos.
En uno de esos escritos Patzi confirma su ideología populista y dice que la “humanidad sólo conoce dos modelos del sistema económico: el capitalismo y el socialismo….” (…) y “nosotros proponemos como alternativa a los dos modelos existentes, el sistema comunal…”. Ese modelo “utópico real” rescata -afirma- los dos troncos históricos de las civilizaciones indígenas y la civilización occidental, que permitirán “construir un nuevo concepto de nación, definida como una unidad territorial en donde conviven diversas historias, idiomas y sobre todo diferentes modos de producción y sistemas políticos y jurídicos”.
El “modelo comunal” será gobernado por “la jerarquía de cargos, desde el inferior hasta la autoridad máxima, es ejercida en función de la tenencia de la tierra…”, lo cual dará origen al “verdadero Estado Plurinacional” que se perfeccionará con la educación y la salud. Será “universal” y “Lo único que ahora hay que hacer es solo adecuarlo a un contexto nacional y contemporáneo”, fórmula feliz que se lee en el folleto “Tercer sistema”, del cual Félix Patzi Paco es autor.
Nada nuevo hay bajo el sol. La receta es la misma que la del MAS.
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