Inhumana explotación laboral a niños

Hay fecha -como el 12 de abril, día el niño- en que se pondera, se expresa amor y se alaba a la niñez, pero, en general, si bien hay disposiciones expresas a favor de los menores, poco o nada se hace para evitar, por ejemplo, que 154 mil niños trabajen en la ciudad de La Paz, según el Ministerio de Trabajo y su Unidad de Derechos Fundamentales. Normalmente, ellos a partir de los nueve años trabajan generalmente para percibir “sueldos” mínimos que apenas les alcanzan para el sustento familiar. Por insensibilidad, quienes los obligan a realizar labores inclusive superiores a sus fuerzas, no entienden ni comprenden que deben respetar a los niños y, si los utilizan para alguna labor, que ésta sea acorde a sus escasas fuerzas. Además, que perciban salarios que les permitan sobrevivir, porque en las condiciones en que se encuentran, es difícil hablar de vida plena.

Si tan solo en La Paz, sede de gobierno, se ha contabilizado a 154 mil niños que trabajan en condiciones injustas, ¿cuál será la realidad en todo el país? ¿Cuántos serán los menores que desde los 6 años deben soportar labores ajenas a sus fuerzas? ¿Cuántos infantes dejan de estudiar, de jugar, de alimentarse debidamente y de atender a sus familias, muchas veces con una madre enferma o que también trabaja porque debe mantener a una familia compuesta por varios niños? ¿Quién o quiénes consideran el sufrimiento de niños que deben atestiguar permanentemente lágrimas de su madre e impotencia de poder vivir con sus hijos y sufrir, además, la conducta de padres inconscientes y cobardes que los abandonaron? Las estadísticas mostrarían resultados que, por lo graves, resultarían increíbles.

Según la dependencia de Trabajo mencionada, “En el censo de 2016 se estableció que 393.000 niños se encontraban en actividad laboral”. La cifra es lacerante; pero el dato -siempre con fallas por los sistemas de censo que son precarios- seguramente es bajo y, si es aplicado a toda la república, la tragedia llega a límites increíbles (ED 12-4-19). Lo grave es que el trabajo que realizaron organizaciones en pro de la niñez siempre es escaso, casi miserable comparado con la cantidad de niños que sería preciso atender. Entre esas organizaciones está Unicef, el organismo de Naciones Unidas que trata de paliar el sufrimiento de niños en el mundo, pero que no puede alcanzar a todos porque Naciones Unidas, que debería ser un organismo rico, no cuenta con los medios suficientes. Organismos particulares hacen lo que sus medios les permiten, así cuenten con el personal idóneo y digno para servir a la niñez. Lo cierto es que muy poco pueden abarcar por escasez de recursos.

Entretanto, mientras en el mundo mueren por hambre y enfermedades millones de niños al año, los países que podrían solucionar el grave problema se encuentran enfrascados en guerras y en hechos que extreman las ambiciones, porque complotan contra los derechos humanos, porque dicen “defender la democracia y la justicia”, cuando éstas están abandonadas y sometidas a todo tipo de sufrimientos, como los de la niñez.