Los estudios indican que para ser Presidente o Primer Mandatario de un país, el candidato requiere contar con excepcionales condiciones y cualidades personales sobresalientes que lo diferencien del resto de la población. También el postulante debe poseer cualidades humanas e inteligencia superior, y ser un profesional académico con suficientes condiciones de carácter y energía para enfrentar las circunstancias del gobierno. Y, sobre todo, debe tener vocación de servicio a su país y estar dispuesto a sacrificar todo de sí, a favor de su pueblo. Estas son las mínimas y muy importantes condiciones que debe reunir todo aquel que desee asumir la Presidencia de un país.
Además, se asevera que ser Estadista, con formación académica en Derecho, es base importante que le da ventaja para tener conocimiento de los asuntos de Estado, otorgándole facultades para entender e interpretar las demandas y necesidades de la población y así generar una atmósfera de confianza y autoridad en la población.
Bolivia está a escasos meses de concurrir a votar para elegir a su nuevo Presidente, en octubre del presente año; esto en un ambiente tenso, de crisis política y social. Es muy importante que, a estas alturas del tiempo, la población se pregunte: ¿cuál será el destino de nuestro país, con el nuevo Presidente? y ¿qué futuro le espera al pueblo boliviano?
Actualmente la crisis mundial está afectando a toda la humanidad y trae un nuevo paradigma de vida; eso obliga a concebir también un nuevo modelo de Estado, que no debe significar hacer “más de lo mismo”, como hasta ahora, sino una verdadera transformación económica, social, cultural y educativa que permita desarrollar el país. Es lo que está esperando el pueblo boliviano. Todo aquello exige respuestas creativas, innovadoras e inmediatas del nuevo gobierno y con proyección a un nuevo modelo de país, para una sociedad moderna. Porque hoy en el mundo se vienen dando trascendentales cambios con las nuevas tecnologías, que obligarán a desarrollarlas en el país.
Se dice que es necesario anticiparse a los acontecimientos, y éstos ya se avecinan y conducirán, inexorablemente, a una nueva forma de vida de la humanidad; así lo demuestran las tendencias y proyecciones actuales. Entonces es, pues, prioridad del momento actuar en la construcción de un nuevo modelo de Estado, con un plan estratégico de gobierno diseñado para un mejor futuro de Bolivia.
El país tiene requerimientos muy importantes que el nuevo Gobierno debe encarar, planteándose una nueva visión de Estado en los campos social, cultural, de ciencia y tecnología y educación. Esto solo será posible con el cambio del actual modelo económico, por uno nuevo, cambiando la Matriz Productiva, basada en la “Economía Secundaria”. Y es que desde la época colonial, pasando por la republicana hasta nuestros días, la economía del país siempre ha estado basada en los sectores de “Economía Primaria”, con extracción de materias primas, como minerales, gas, y la “Economía Terciaria”, que es de servicios e importaciones de bienes de consumo. Sin embargo, Bolivia cuenta con inmensas cantidades de recursos naturales o materias primas que nunca fueron industrializados. También nos falta capital humano para todo ello. Hasta hoy todos los gobiernos del país olvidaron la producción de bienes con valor agregado. Debemos entender que el desarrollo del sector de la Economía Secundaria permitirá la creación de fuentes de empleo dignos para la población boliviana desocupada.
Otro aspecto pendiente que tenemos es la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, males que azotan al país, perjudicando enormemente su desarrollo. Solucionar estos problemas podrá conducirnos hacia el bicentenario de una Bolivia libre, en el año 2025.
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