La dignidad no es cuestión de orgullo, sino un bien preciado, es autoestima, respeto por uno mismo. Es también la fuerza que nos levanta con la esperanza de llegar a mirar el mundo de nuevo con la cabeza alta. La autoestima implica tendencias de comportamiento, dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos. Es la evaluación de uno mismo, concierne a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, no puede menos que afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, sentir, decidir y actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos: el aprecio a uno mismo, amor propio, confianza en uno mismo, y el respeto y estimación que se recibe de otras personas, reconocimiento, aceptación.
La expresión de aprecio más sana, según Maslow, es la que se manifiesta “en el respeto que merecemos para otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación”.
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser aceptados. En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista, como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en lo siguiente:
Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros -sea del tipo que sea-.
La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito científico, para formar parte del lenguaje popular.
Algunos fundamentos de la autoestima son: La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por uno mismo y por los demás, es propia de la naturaleza de los seres humanos, ya que el solo hecho de poder pensar es la base de su suficiencia, y el hecho de estar vivos es la base de su derecho a esforzarse por conseguir felicidad. Así, pues, el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta. Pero la realidad es que existen muchas personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural.
Ernesto Sábato dijo en una oportunidad que, al parecer, la dignidad del ser humano no estaba prevista en este mundo globalizado. Todos lo vemos a diario, nuestra sociedad se articula cada vez más en una estructura donde vamos perdiendo poco a poco más derechos, más oportunidades e incluso libertades.
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