¿Quién defendió a quién en la Guerra del Pacífico?

Pero bien, más allá de las causas de la guerra, están los mismos acontecimientos de la guerra. En este contexto, intentar afirmar que el Perú defendió a Bolivia no tiene el más mínimo asidero en los hechos, puesto que no existe un solo soldado peruano muerto en territorio boliviano defendiéndolo. Por el contrario, todos los bolivianos que murieron en Pisagua, Tarapacá, San Francisco y el Alto de la Alianza, murieron en territorio peruano, defendiéndolo contra un invasor extranjero. Entonces, ¿Quién defendió a quién en la Guerra del Pacífico?

El hecho de que las cosas se presentaron de ese modo en la guerra, tiene que ver con que los peruanos impusieron de algún modo el criterio de que el Perú entró en la guerra para defender a Bolivia, por esa razón, el ejército boliviano debía ir al Perú a reforzar el ejército peruano y enfrentar la invasión chilena allí. De este modo, por increíble e incoherente que parezca, Perú y Bolivia desaprovecharon la ventaja estratégica que se les presentaba para obligar a Chile a enfrentar una guerra de dos frentes, en la que hubiera tenido que dividir sus fuerzas. Por el contrario, juntándose en el Perú, le dieron a Chile la posibilidad de concentrar sus fuerzas contra un solo objetivo.

Toda esta interpretación de la guerra, según la cual el Perú entró en este conflicto bélico para defender a Bolivia, aunque no tenga un sustento ni en el análisis de las causas, ni en los acontecimientos mismos de la guerra, fue la que prevaleció en el Perú. A partir de ello, se generó un gran resentimiento contra Bolivia, puesto que después de “haber entrado en el conflicto para defendernos”, nosotros los abandonamos, ya que después de la batalla del Alto de la Alianza, el ejército boliviano no retornó más a las acciones bélicas, mientras Chile liquidaba a los ejércitos peruanos y tomaba la misma Lima. El resentimiento peruano se engrandece aún más cuando se toma en consideración que el coronel Andrés Avelino Cáceres, que comandaba la resistencia peruana en la Sierra, realizaba llamados al ejército boliviano para que interviniera, sin que nosotros acudamos en defensa de nuestro aliado.

Para nosotros, los bolivianos, es menester comprender (no compartir) esta interpretación, para comprender cómo actuó luego el Perú en el Tratado de Lima que en 1929 firmó con Chile para zanjar definitivamente las cuentas de la guerra. En este tratado, el Perú cede a Chile todo el desierto del Tarapacá y entre ambos estados se reparten Arica y Tacna. Adicionalmente señalan que las partes del tratado -Chile y Perú- se comprometen a no ceder a “tercera potencia” el territorio, o parte del territorio, que era cuestión de ese tratado. De este modo, se enclaustraba a Bolivia.

Fue el modo que tuvieron los peruanos de asegurarse que el plan Santa María no se ejecutase finalmente, pues en su visión de la guerra, ellos entraron para defendernos y nosotros los traicionamos.

Todo esto implica que debemos abrir nuestro debate a la consideración de cómo se ha interpretado la guerra en el Perú. Urge cuestionar la idea de que el Perú entró en la guerra para defendernos. Eso no fue así, pues el Perú era el objetivo principal de la política expansionista anglo chilena. Nosotros estuvimos en su camino y arrasaron con nosotros.