Con motivo del desarrollo de la “guerra comercial” que protagonizan Estados Unidos y China y las consecuencias que puede acarrear, tanto a nivel internacional como nacional, resulta oportuno recordar cuáles son las causas que originan ese conflicto y que no son otras que las políticas económicas que, por un lado, consisten en el proteccionismo económico y, por otro, el libre comercio.
El enfrentamiento de esas dos corrientes es de vieja data y su primera y máxima expresión mundial se produjo en el Siglo XV en Inglaterra y desde entonces no dejó de extenderse a nivel planetario, provocando conflictos de toda clase. Ese fenómeno también llegó a América Latina en tiempos del coloniaje y, en particular, echó profundas raíces en el Alto Perú (ahora Bolivia), determinando grandes transformaciones económicas y políticas.
El asunto puede clasificarse en las siguientes etapas:
1) Una primera etapa del régimen colonial español (1500-1700) con un desarrollo económico de cierta intensidad sobre la base del consumo de productos nativos y reducida importación de artículos de ultramar.
2) Una segunda etapa (1700-1809), en la cual la monarquía borbónica impuso un rígido sistema de consumo de productos europeos y españoles y al mismo tiempo prohibió consumir productos nativos, en especial textiles, cueros, algunos alimentos, etc. Esta política colonial devastó la totalidad de la economía nativa y determinó una incontenible crisis que duró alrededor de ciento cincuenta años (1700-1830). Fue de tanta gravedad que causó el levantamiento indígena de Túpac Amaru y Túpac Katari (1781), pero como ese movimiento fracasó y no consiguió sus objetivos, resurgió con las revoluciones libertarias de 1809 de Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, etc., encabezadas por las clases medias y acomodadas urbanas y cuyo contenido era contrario al libre cambio y partidario del proteccionismo.
El verdadero fondo de la guerra de la independencia del coloniaje fue económico o, en forma concreta, para liberarse del libre comercio español y establecer el proteccionismo nativo. Como por entonces no se comprendía la causa de la crisis, el movimiento fracasó y derivó en la guerra de quince años, hasta la fundación de Bolivia.
3) Una tercera etapa (1825-1830) empezó con la fundación de la nación boliviana, que nació en la máxima miseria, deudas, desorden, oposición y otros. Inclusive el nuevo régimen mantuvo y agravó la crisis al seguir aplicando el libre comercio, el antiproteccionismo y casi todas las medidas coloniales.
4) Esa política económica duró hasta 1830, y dio comienzo a una cuarta etapa con el gobierno de Andrés Santa Cruz que puso fin al libre comercio y, en cambio, aplicó el proteccionismo. Ese viraje determinó extraordinario progreso y la etapa más brillante de la historia boliviana y que convirtió a Bolivia en potencia económica, política y militar, reconocida mundialmente.
5) Esa etapa de prosperidad (1830-1864) duró hasta los gobiernos de Linares y Melgarejo que retrocedieron al libre comercio y eliminaron el proteccionismo. Entonces, Bolivia cayó en la pendiente de una aguda crisis económica y el caos político permanente, de los cuales no puede salir hasta el presente, pese a grandes esfuerzos populares para volver al cauce nacional y democrático, como fueron las grandes insurrecciones contra Mariano Melgarejo de 1871, así como la de 1899, la de 1952 y otras.
La fuerza motriz del desarrollo de Bolivia no es solo la lucha clases, sino la lucha entre el proteccionismo y el libre comercio para crear la nación y la democracia, temas que adquieren actualidad con motivo de la guerra comercial que enfrentan las potencias económicas contemporáneas con sus respectivas consecuencias.
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