Si en la vida institucional del país hay autoridades que deben ser ejemplo de moral, honestidad y responsabilidad son, en gran extremo, los senadores y diputados, porque se entiende que ellos están para pensar, estudiar y redactar disposiciones y leyes que rijan en la nación, normas que tienen que ser reglas de conducta de todos los estantes y habitantes, leyes que nadie puede soslayar, condiciones de vida que todos están obligados a respetar y cumplir. Pero ocurre que los legisladores del país lo menos que hacen es cumplir con lo que ellos deberían tener como algo sagrado.
Según denuncias e informaciones de los propios integrantes del Poder Legislativo, “Los senadores y diputados titulares del oficialismo y de la oposición perciben un sueldo mensual de 22.632 bolivianos pero no trabajan todos los días hábiles de la semana”. Este extremo es, en el sentir de muchos legisladores suplentes, injusto e inaudito; señala la denuncia que, además, “sesionan nueve días en tres semanas, de los cuales tienen la opción de pedir licencia cuatro días, la mayor parte de los legisladores los usan para atender actividades personales y la última semana de cada mes habilitan a los suplentes para ir a trabajar a sus regiones”.
El caso es increíble y señala la urgencia de que se investigue y se establezca qué pasa con un Poder del Estado que debería trabajar digna, honesta y responsablemente. Un viejo axioma dice: “Ganar sin trabajar es robar; es, además, engañar, mentir y traicionar lo que más se debe respetar y honrar”. Por incumplir este principio, en la antigua China fueron ejecutados muchos funcionarios (ED 26-5-19).
Senadores y diputados del país deberían percibir dietas solamente por sesión a la que asistan y cumplan en ella sus deberes; no pueden ni deben abandonar sesiones sino es por motivos que tengan que ver con la función parlamentaria; no pueden ni deben alegar inmunidad alguna cuando ellos no cumplen con las funciones encomendadas. Estas normas, elementales desde todo punto de vista, deberían ser exigencia general para todos los componentes del Poder Legislativo; permitir que ocurra lo denunciado es declarar que se es cómplice y parte del delito cometido, porque ganar sin trabajar atenta contra normas elementales de decencia, dignidad y honradez.
En este caso se denuncia además: “los legisladores titulares solo sesionan tres veces a la semana, se toma en cuenta desde el día que llegan a la sede de gobierno que generalmente es el martes a medio día”. Por otra parte, se denuncia que la mayor parte del trabajo lo realizan los suplentes. El caso es para el “Aunque usted no lo crea”, de Ripley, por lo increíble y tiene que ser aclarado debidamente y volver, de todos modos, a la disposición original de que senadores y diputados perciban dieta por día de trabajo efectivo y, además, someterse a descuentos por atrasos y faltas a más de otras disposiciones.
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