El infiel no deja a su esposa

La realidad es que no importa cómo se sirva la infidelidad, al final siempre tiene un sabor amargo que viene a alterar tu vida. Pese, a que la mayoría de las veces se señala a la amante y luego al infiel, la esposa también es responsable. Porque es su decisión si sigue ahí o no. Pero, ¿por qué un infiel no deja a su esposa?

Dicen que la infidelidad se da hasta en las mejores familias, lo increíble es cómo los patrones se repiten sin que sean tan diferentes. Es decir, ¿por qué los esposos la mayoría de las veces no dejan a la esposa? Es claro, el esposo quiere saborear el postre, pero asegurar que mañana tendrá su platillo diario. Estas son las 5 razones por las un infiel no deja a su esposa:

• COMODIDAD

Hasta parece que no tuviera sentido, si el hombre disfruta estar con otro cuerpo, que le permite desbordar sus fantasías más escondidas. ¿Por qué regresa? El hombre infiel, es aquel que no tiene la capacidad de cerrar ciclos, porque sus miedos se lo impiden. Él se siente cómodo y seguro cuando llega a casa y hay comida, ropa limpia y los niños corriendo por ahí.

• MIENTE CUANDO DICE QUE NO AMA A LA ESPOSA

Sí, este punto resulta un tanto controversial, pero la realidad es que en muchos casos sí ama a la esposa, aunque le jure a la amante que no es así. De lo contrario, no hubiera llegado con ella al altar. (Siempre y cuando no haya sido un matrimonio forzado). Por eso vuelve a casa a pesar de todo y en el fondo no está dispuesto a sacrificar a su familia.

• POR AMOR A SUS HIJOS

Hay hombres que están conscientes de que ya no aman a su mujer, que su matrimonio se volvió un castigo y aunque sean infieles deciden quedarse. Pues, creen que será lo mejor para sus hijos. Sobre todo, si él mismo viene de un padre ausente y matrimonio disfuncional, difícilmente se irá de casa.

• TEMOR A LA RUPTURA

¿Quién en su sano juicio quiere enfrentar un divorcio? La verdad es que el solo hecho de tener que enfrentar una ruptura les causa conmoción. Por ello deciden vivir una doble vida, digamos que es la solución perfecta de manera momentánea. Lo que no piensan es en las consecuencias a largo plazo.

• SOLO ES UN DESCANSO

Así es, por más desesperante que resulte comprender la manera en que piensa un hombre, a veces solo quiere despejarse. Es una manera en la que tienen un encuentro con otra mujer, pero sin involucrar sentimientos. No está en busca de amor, solo una aventura.

COSTUMBRE. A veces están de buenas y la relación marcha bien, pero la verdad es que prácticamente todo el tiempo están pelando; aun así de alguna manera “funcionan”. Su vida de pareja es monótona y aburrida, pero su falta de ilusión por la vida es tal que ni siquiera tienen ganas de discutir una separación o buscarse otra mujer.

LE TEMEN AL FRACASO. Finalmente, una ruptura amorosa implica un fracaso total en uno de los aspectos más importantes de vida: el amor; así que mejor se mantienen “navegando de muertito”. Quizá llevan muchos años juntos, lo cual haría la frustración aún mayor.

PRESIÓN FAMILIAR. A veces estamos tan apegados a los convencionalismos sociales y nos importa tanto lo que diga nuestra familia que nos aferramos a una situación por no quedar mal, aunque ya no la estemos pasando bien. Probablemente él no quiere defraudar a sus padres, quienes daban todo porque se uniera en un buen matrimonio; obviamente no quieren que se den cuenta que fracaso.

MIEDO A LA SOLEDAD. Si dejan a su mujer estarán solos; piensan que no hay mundo más allá que el que viven y entonces se quedan ahí bajo el argumento de “todas las parejas tienen sus problemas”.

AMOR. Puede que la pareja tenga problemas, pero solo pensar en el momento en el que se enamoraron o lo importante que es ella para su vida, se convence de quedarse con ella para siempre. Aquí es cuando vale la pena hacer un esfuerzo para reavivar la llama del amor.

NO QUIEREN CEDER. Separarse implicaría negociar como se van a repartir los bienes y él no quiere ceder parte del patrimonio, mucho o poco, que han construido juntos, porque le ha costado y mucho; así que, por ello, prefieren quedarse juntos.

Al final del día cada quien decide estar donde quiere, pero ambos deben apostar por una estrategia que les permita convivir de la mejor manera posible.

Karen Villaseñor