José Rafael Vilar, destacado politólogo, profesor universitario y columnista en varios medios informativos de Latinoamérica, ha publicado con editorial Plural (primera edición. Diciembre 2017) en Bolivia su “Auge y caída del socialismo del Siglo XXI”, el cual en la portada explica que se trata de “una rápida visión hispanoamericana de sus recientes ciclos políticos y del fracaso de ideologizar la economía”.
Inicia su texto señalando que “las revoluciones en Latinoamérica -violentas o democráticas- no se hacen desde el cerebro sino desde el corazón o el estómago. Un corazón indignado o esperanzado -ambas cosas las más de las veces- o un estómago hambriento -unido con frecuencia ese corazón- que siguen entusiastas una consigna y un líder que les promete “tomar el cielo por asalto” para después, más pronto que tarde, descubrir que ese “cielo” prometido está muy cerca de ser un infierno”. Solo este párrafo ya nos trae a la mente la tragedia que vive Venezuela desde Hugo Chávez y su posterior seguidor, Nicolás Maduro, con las consecuencias de miseria que ha provocado el éxodo más gigantesco de ciudadanos de ese país, anteriormente muy rico, para situarlos en situaciones de pobreza en los países en los cuales apenas logran sobrevivir.
Vilar prosigue señalando que entre el final del 2015 y octubre de 2017 se han dado importantes cambios que estarían significando un cambio en la política de varios países, ya cansados de la arbitrariedad, el abuso y la corrupción que se ha vivido en las últimas décadas con los gobiernos denominados socialistas o rumbo al socialismo.
¿Cuáles son esas muestras de cambio? El primero sería la transición del kirchnerismo en la Argentina con la victoria de Macri, que fue candidato de la coalición de centro-centro derecha CAMBIEMOS. Esta victoria estaría dirigida a cambiar la década larga de la fuerte contracción económica, producto de la escasa y acomodaticia transparencia y la corrupción de los doce años de gobierno del kirchnerismo.
El segundo cambio sería el triunfo aplastante en Venezuela de la oposición -agrupada en la Mesa de Unidad Democrática MUD- que ha agrupado en la coalición a la mayoría de los partidos políticos, de muy diverso signo, los cuales se oponen por la vía democrática al gobierno de Maduro. Aunque en mi opinión esta supuesta victoria, pese al triunfo de Guaidó y su reconocimiento por numerosos gobiernos de varias partes del mundo, aún no logra cambiar al grupo “socialista” de Maduro.
El tercer caso sería el descalabro electoral parcial de los partidos Popular (PP), de derecha-centro derecha y el amplio del centroizquierdista socialista Obrero Español (PSOE), en las elecciones generales en España el 20 de diciembre del 2015. Las derrotas sufridas desde el 2008 al 2015 habrían significado “un descalabro que, aunque parezca paradójico, inició el final del auge del chavismo en España”.
Prosigue la visión optimista de Vilar, sobre la presunta caída de los socialistas y lo que sucede en Bolivia, con las sucesivas reelecciones de Evo Morales, pero esa historia la estamos viviendo al presente, con resultados que se presentan como una gran incógnita en las elecciones del presente año, pese a la insistencia de los movimientos contrarios que se apoyan en los resultados del 21 F.
El siguiente ejemplo que presenta Vilar, sobre la caída del socialismo en nuestros países, sería el caso del Brasil que bajo la sombrilla de un supuesto socialismo dio lugar a ejemplos de corrupción gigantescos, que incluso salpicaron a otros países de nuestro continente, como el caso “Lava Jato”. Pero con la caída de Dilma Rousseff, el posterior encarcelamiento del líder obrero y presidente Lula da Silva y la reciente victoria de Jair Bolsonaro, definitivamente se ha dado un cambio trascendental en la conducción política de nuestro vecino.
Se analiza luego el caso de Nicaragua, con la dictadura de Daniel Ortega y su esposa vicepresidente, que están mostrando fuerte resistencia del pueblo de ese país.
Sigue el caso del Ecuador, con la caída de Rafael Correa, mediante la victoria de Lenin Moreno, que también ha significado un cambio muy importante en ese país.
Por razones de espacio me detendré aquí, recogiendo el pronóstico de Vilar: “en este contexto latinoamericano actual -y con Sebastián Piñera como seguro próximo presidente de Chile- el panorama regional se afianza en el centro-centro derecha. Un cambio fundamental en dos cortos años”. Me queda el interrogante: ¿Será?
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