Emergencia y vigilia
> “Queremos vivir en paz, no queremos a la Policía”, afirmó a EL DIARIO uno de los representantes de la población que después de tres días de la represión intentan recobrar la calma
Son jornadas de temor, zozobra y angustia. Los pobladores de Trinidad Pampa (Nor Yungas) no pasaron el largo feriado como el resto de los bolivianos ya que desde el jueves se declararon en estado de emergencia por las agresiones que sufrieron de los policías que llegaron al lugar con gases y atropellos contra varones, mujeres y ancianos, y ante el anuncio de la presencia de un nuevo grupo, los comunarios bloquean los accesos al pueblo, informó a EL DIARIO el dirigente Celestino Coico.
El hecho comenzó el jueves de Corpus Christi cuando los cocaleros de Trinidad Pampa afiliados a la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) descubrieron una fosa de maceración de un grupo de cocaleros que encubría la producción de droga en el sector, producto del cual se produjo un altercado donde intervino la Policía.
Coico relató que durante la intervención policial, varios niños, ancianos y mujeres fueron afectados por los gases lacrimógenos. Las altas temperaturas del sector obligan a mantener puertas y ventanas abiertas, lo que facilitó que el agente químico ingrese a todas las viviendas del sector afectando a las personas más vulnerables. Incluso, el hospital del municipio colapsó por la demanda de pacientes.
Al respecto, el comandante departamental de la Policía de La Paz, Jorge Pizarro, aseguró que los 50 guardias que se trasladarán a Trinidad Pampa son parte de un grupo de “pacificación” y que su única misión es evitar futuros conflictos.
Sin embargo, pobladores desconfían de la Policía, porque el jueves pasado habrían agredido físicamente a los dirigentes que denunciaron la fosa de maceración de cocaína, y no hicieron nada contra los narcotraficantes que operan en el sector.
Coico aseguró que no permitirán más atropellos y abusos de los uniformados en Trinidad Pampa, como una primera medida de seguridad decidieron bloquear los dos ingresos principales a la población (Coroico y Coripata), además de realizar una constante vigilia.
La susceptibilidad de los comunarios es constante, el enfrentamiento con la Policía, según relata Coico, se refleja en miedo de los pobladores que caminan tímidamente en la plaza principal, aseguró que la gente del sector es pacifica, amable y nunca habrían sido golpeados de esa manera y menos gasificados.
Tres días después del enfrentamiento, dirigentes y comunarios intentan recobrar la calma, en contacto con EL DIARIO expresaron su descontento con la presencia policial y el temor al ingreso de un nuevo contingente; “queremos vivir en paz, no queremos a la Policía”, declaró.
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