La reconocida revista británica “The Economist”, fundada en 1843 en la ciudad de Londres, viene publicando desde el año 2006 los resultados del Índice de desarrollo Democrático en los 167 países miembros de las Naciones Unidas, basado en resultados de sesenta indicadores que agrupa en cinco rubros: i) Proceso Electoral y Pluralismo, ii) Funcionamiento de Gobierno, iii) Participación Política, iv) Cultura Política y v) Derechos Civiles. El ranking de los países se determina con el promedio simple de los puntajes obtenidos en cada rubro. Por otra parte, según la puntuación obtenida, el Editor realiza una clasificación de las calidades de democracia en 4 categorías:
1.- Democracia Plena (8 a 10 puntos): Países que tienen una cultura política sólida, tienen elecciones justas y libres, garantizan los derechos y libertades políticas y civiles, los medios de comunicación son plurales y diversos, existe un sistema eficaz de controles y equilibrios entre poderes y el funcionamiento del gobierno es satisfactorio. Ejemplo: Uruguay (8,38 puntos), Costa Rica (8,07).
2.- Democracia Imperfecta (6 a 8 puntos): Estados que también tienen elecciones justas y libres, de igual modo se respeta las libertades políticas y civiles básicas, pero presentan un desarrollo insuficiente de la cultura política, tienen bajos niveles de participación y presentan problemas de gobernanza. Ejemplo: Chile (7,97), EEUU (7,96), Argentina (7,02), Brasil (6,97), Colombia (6,96), Perú (6,60), Ecuador (6,27), Paraguay (6,24).
3.- Régimen Híbrido (4 a 6 puntos): Son aquellos Estados donde los resultados electorales no son confiables, generalmente los Gobiernos ejercen presiones sustantivas sobre los partidos o candidatos opositores, tienen baja intensidad de la cultura política, los problemas de gobernanza son más marcados, tienen bajo nivel de participación, la corrupción se encuentra muy extendida, el estado de derecho es muy débil, no existen el equilibrio y la división de los poderes del Estado y el trabajo de los medios de comunicación está condicionado por las presiones de los poderes fácticos, los gobiernos adoptan la forma de democracia popular con instituciones políticas formalmente democráticas que maquillan la realidad de la dominación autoritaria. Ejemplo: Bolivia (5,70 puntos), Haití (4,91).
4.- Régimen Autoritario (menor a 4 puntos): Son aquellos gobiernos que se asemejan a las dictaduras, se celebra elecciones que no son justas ni libres, tienen instalada la censura y se ejerce de manera sistemática la persecución a la diferencia ideológica, no hay respeto alguno por las libertades civiles, no se respeta los derechos de las minorías y tampoco el derecho a la información, no existe la división de poderes, generalmente los gobiernos recurren a la represión y otros métodos forzosos para ejercer su voluntad sobre la población. Ejemplo: Nicaragua (3,63), Venezuela (3,16), Cuba (3,00 puntos).
En resumen, en el ranking correspondiente al año 2018, de los 167 países estudiados, 20 países tienen Democracia Plena, 55 países tienen Democracia Imperfecta, 39 países tienen Régimen Híbrido y 53 países tienen Régimen Autoritario. En ese ranking, Bolivia ocupa el puesto número 83 con 5,70 sobre 10 puntos, situación por la que pertenece a la categoría de países con Régimen Híbrido. A nivel sudamericano, Bolivia ocupa el penúltimo lugar, superando solamente a Venezuela que obtuvo una calificación de 3,16 puntos y el único país sudamericano incluido en la categoría de “democracia plena” es Uruguay con 8,38 puntos.
Para mayor claridad del panorama democrático en el que nos encontramos, a continuación se describe a qué se refiere cada uno de los 5 rubros que clasifica la revista The Economist, así como la puntuación obtenida por Bolivia:
1.- Proceso Electoral y Pluralismo: Contempla la libertad en la celebración de elecciones, la competencia política justa donde los electores eligen con su voto entre una pluralidad de candidatos a quienes los representarán en los cargos políticos en una democracia representativa. Bolivia obtuvo 7,50 puntos.
2.- Funcionamiento de Gobierno: Mide la Capacidad/voluntad de los Gobiernos para implementar las decisiones o propuestas y la calidad de administración y control del Estado dentro del marco de transparencia y participación social. En este rubro Bolivia obtuvo 4,64 puntos.
3.- Participación Política: Mide los niveles de participación considerando la predisposición de la ciudadanía para contribuir al debate político e involucrarse en partidos o movimientos políticos además de acudir a las urnas con regularidad en el ejercicio pleno de la democracia. Bolivia obtuvo 5,56 puntos.
4.- Cultura Política: Conjunto de conocimientos de las personas, que permiten evaluar y tomar actitudes frente a los diversos aspectos de la vida política y sobrellevar adecuadamente los resultados electorales. En este rubro Bolivia obtuvo 3,75 puntos.
5.- Derechos Civiles: Capacidad de cada país para garantizar los derechos humanos y derechos de las minorías, así como también la libertad de culto, de reunión y asociación, velando su participación en la vida civil y política del Estado en condiciones de igualdad y sin restricciones, aun cuando la voluntad que impere sea la de las mayorías. En este rubro Bolivia obtuvo 7,06 puntos.
De acuerdo con los resultados, Bolivia presenta mayores falencias en la Cultura Política (3,75) y en el Funcionamiento de Gobierno (4,64) demostrando la falta de madurez del sistema político boliviano que pese a tener en su último periodo democrático más de 36 años (1982 -2019), no hemos logrado avanzar de forma coherente en la aplicación del conjunto de valores de la democracia, como son la Libertad, Igualdad, Justicia, Respeto, Participación, Pluralismo, etc., que nos permita amoldar, de manera más vigorosa y rápida, una forma de vida libre de violencia, discriminación y corrupción, en un marco de absoluta transparencia y participación social.
Cuando tengamos madurez política podremos aspirar a vivir en un verdadero Estado de Derecho, el cual no solo consiste en ir a votar cada cinco años, tal como señala el profesor Hernán Bonilla de Uruguay en su artículo “Libertad y Democracia” de fecha 24/03/2017.
El autor es Ingeniero Civil.
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