No se debe ignorar que existe intensa presión popular sobre los partidos políticos de oposición para que se conforme una sola fuerza unitaria entre todos los partidos de oposición que proponen la táctica de la legalidad contra la fuerza inconstitucional oficialista. Sin embargo, tampoco se puede negar que esa presión no tuvo acogida entre ciertos grupos y a cambio de la unidad, más bien se ha producido una desintegración inesperada.
Así, los siete opositores, además de hacer imposible la unificación, terminaron en una labor de enanización y hasta desintegración y, desoyendo la táctica de unidad surgida de la masa popular, se van desintegrando y determinando que su militancia, desengañada, busque a quién dar su voto, llegando a la conclusión de que se debe migrar para formar un solo movimiento popular de acuerdo con la exigencia social y no los deseos de líderes desfasados.
Como efecto de esa crisis, los ciudadanos, desairados, viendo que sus dirigentes nada ofrecen, carecen de táctica política y brillan por carecer de visión histórica, han volcado su vista hacia la táctica popular unificadora y, por tanto, se alinean en torno a una sola fuerza capaz de derrotar la ilegalidad o sea que triunfa el plan de conformar la unidad inicial en torno a un solo candidato que, en este caso, no es un nombre, sino que es la representación de un programa y un objetivo único.
En esa forma, la táctica de opinión pública, que proponía una sola fuerza opositora electoral que mejor interprete la realidad nacional, se ha impuesto y echado al traste visiones regionalistas y añoranzas conservadoras de pequeños grupos anárquicos que, en su mayoría, son montones de ladrillos rotos. Finalmente, de acuerdo con la necesidad histórica, se hace posible la unificación de todas las tendencias, que significaría retorno a la sensatez y abandono del sectarismo.
De las fuerzas que sobreviven aun en medio de la crisis que el populismo creó en el país, solo dos (la legal y la ilegal), se mantienen vivas, mientras las otras, perdida la brújula, terminaron, retornando a la táctica que inicialmente levantaron: unirse en una sola fuerza.
En los últimos meses, la política nacional ha madurado desde posiciones empíricas y desorientadas y ha ido dejando de lado aspectos secundarios y de mínima cuantía para tomar, en cambio, lo principal. Se va haciendo luz día que pasa y se verá todavía interesantes sucesos políticos que buscan poner al país en su verdadero camino histórico nacional y democrático. Por ello solo queda pedir “Luz, más luz”.
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