Cuando se discutía la Ley de pensiones (2010), estuve presente por invitación de los fabriles, donde los ministros de Economía y Trabajo citaron a los trabajadores agrupados en la COB, a las 9 de la mañana, pero recién se inició la reunión a las 23 horas. Indudablemente, todos estaban molestos, sin embargo el Ministro de Economía dio explicaciones sobre el tema y se refería especialmente de la siguiente manera: los neoliberales daban esto, nosotros daremos esto, refiriéndose a las pensiones. Y así sucesivamente, pero cuando pedí la palabra, le dije que esa propuesta de ley era más neoliberal que cualquier otra y orientada por una alta funcionaria de pensiones de Chile, a lo cual el Sr. Ministro, muy molesto, dijo: eso es falso, nosotros les orientamos a ellos. En esa época nadie apoyó mi posición, porque los ejecutivos de la COB ya estaban comprometidos para aprobar la ley hoy en vigencia.
Rememoro este problema porque luego de casi diez años de la promulgación de esa disposición, donde se crea la Gestora, para asumir el sistema de pensiones, hasta la fecha no funciona, pese a que existe el personal con sueldos muy altos, algunos pasan de los diez mil dólares y puede imaginar la población la escala del resto del personal, sobre cuáles son sus salarios, seguro apetecibles, y todo con recursos de los aportes de los trabajadores.
Lo más sorprendente es que han pasado nueve años y dizque funcionará la entidad en 2021. Nos preguntamos ¿cuál es el motivo para que no funcione? Se dice que el sistema de registro y transferencia técnica no se puede concluir y que la empresa contratada para tal efecto no termina de obtener los datos, ¿misión imposible? Claro está que se contrata empresas extranjeras que no tienen la vivencia natural del país y, por lo tanto, deben recurrir a una serie de subterfugios, y alargan los plazos del contrato firmado con el gobierno, o piden nuevo cálculo del costo, cosa que siempre sucede en nuestro medio.
En fin, es la parte orientadora de la presente nota, pero, ¿qué sucede con las pensiones?, puedo enumerar cientos de casos de rentas actuales que no llegan al 50% del promedio de su salario, la reducción es bastante fuerte. Por ejemplo, a una persona cuyo salario es de 12.000 Bs, los últimos doce meses, la calificación de la AFP le concede 2.800 Bs. A este monto se le aplicará la compensación de cotizaciones, que es baja porque el trabajador al que hago referencia hace 35 años tenía bajos salarios. La AFP, con una recaudación significativa durante 19 años, del indicado solo llega a esa mísera suma, teniendo en cuenta que la ley fija un tope de Bs. 4.200.
El sistema de capitalización individual ha fracasado en toda Latinoamérica, porque éste nada es en comparación con un sistema de seguridad social. Para que exista el mismo, en el caso del régimen de largo plazo, deben participar forzosamente tres partes: Estado, Patrón y Trabajador. En el presente solo participa el trabajador y el Estado para borrar la mala imagen crea un aporte solidario mínimo, para disimular la libre afiliación de quienes nunca tuvieron acceso al trabajo formal, que ahora reciben rentas, más que todo combinando los recursos de los trabajadores con los no aportantes.
Pasó mucho tiempo y el Gobierno no da muestras de una reforma a la Ley 065, tampoco hay alguna presión por parte del organismo matriz de los trabajadores, porque está ligado al gobierno. Además se conoce públicamente que recibe prebendas, por lo tanto, aplica el no importismo, sobre el punto más trascendental, la sobrevivencia de quienes dieron todo su esfuerzo en el trabajo, durante gran parte de su vida activa, y se retiran con rentas míseras.
Bien, auscultando algunos medios, conocí uno que se publica en la zona sur de la ciudad, (Abundancia y Jubilación, por Lupe Cajias), explica en forma criolla e inteligente, la disminución del poder adquisitivo de las rentas, que a la larga causarán mayor pobreza. Todo lo contrario dice el gobierno, como que hemos erradicado la pobreza, sin embargo las calles están llenas de gente humilde, los medios de comunicación constantemente piden recaudaciones para curar los dolores de las familias menesterosas, que alguna vez tuvieron cierto cuidado. Por lo visto, también nosotros los jubilados antiguos en poco tiempo estaremos en condiciones míseras, peor que los venezolanos que venden su moneda sin valor en las calles y les compran como recuerdo.
Realmente el futuro es incierto, de mayor pobreza, mayor desocupación y el Estado crea el SUS que no tiene sentido, los pocos hospitales o centros médicos están sin recursos. Después de 14 años van a construir 67 hospitales, con los aportes de los trabajadores, INCREIBLE, ¿por qué no lo hicieron antes? Los trabajadores no merecen más mentiras…
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