Sentimos dolor físico, psíquico, emocional a lo largo de nuestras vidas, cuando nos abandona la pareja, perdemos un trabajo, aparece una enfermedad y así entramos en depresión, que no es igual a tristeza. La depresión tiene que ver más con la falta de motivación para realizar actividades o seguir adelante con tus sueños. A cualquier persona le puede pasar en algún momento de su vida, no significa necesariamente que sea una persona depresiva, todo cambio genera que te adaptes para salir a flote.
Si vas al gimnasio sabes que diste todo de ti cuando te duele el cuerpo al día siguiente y si no te duele, significa que hiciste el mínimo esfuerzo, de igual manera en nuestra vida cotidiana tenemos un dolor útil que nos indica crecimiento, acción. El dolor solo te sirve para hacer un cambio en tu vida, el dolor es inútil cuando te colocas en posición de víctima y no quieres encontrar solución a tus problemas, solo quejarte, justificándote y convirtiéndote en una persona dependiente. Recuerda que aquel que busca el dolor lo encuentra.
Aquel dolor que nos paraliza es el dolor inútil, es puro masoquismo que hace que una persona pague con sufrimiento adelantado, paga con dolor antes de tiempo, no disfruta de la vida, tiene objetos nuevos en su armario que nunca usa, evita lugares que le hacen bien, no puede sentir placer en momentos felices, se castiga siempre o utiliza el dolor para no tomar responsabilidad de su vida, cree que sufre más que los demás, no piensa en el otro, solo quiere llamar la atención y esta es una actitud infantil.
Debes saber que la vida es como un partido de fútbol, juegas con otras personas, quizás te golpeen, te lastimes, pero es parte de los 90 minutos en la cancha y no debe molestarte.
El dolor no puede estar asociado a la infelicidad. Dos personas que padecen la misma enfermedad terminal viven su dolor de forma distinta, la clave es la actitud, la esperanza. No es lo que te pasa, es qué hago con lo que me pasa, si lloramos todo el día acrecentaremos el dolor, si pienso en que me duele mi rodilla, el dolor aumentará, donde pones tu atención se amplifica.
Hablar de tu dolor es bueno, llorar, pero no eternamente, desahógate y luego vívelo en tu intimidad, que no sea una carta de presentación ante los demás.
Al dolor se lo acepta sin resistencia, porque todo aquello que resiste persiste. Prepárate para la frustración, no siempre salen las cosas como queremos, ni actúan las personas como desearíamos. La frustración es la antesala del dolor, aprende que la vida te dirá que no muchas veces, no temas a la decepción, suelta el pasado, sueña en grande, lo mereces.
La autora es Psicoterapeuta.
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