La verdad, aunque duela
El 21 de enero de 2006 el sonar de pututus anunciaba al pueblo boliviano la asunción de un “indígena” al más alto cargo político de la República de Bolivia. El mismo personaje ya era “dirigente vitalicio” de los productores de la “coca” a nivel nacional. En el Congreso los invitados del Siglo XXI, parlamentarios y cientos de campesinos e indígenas entonaban vítores al nuevo presidente, flameando la bandera nacional y la whipala.
En su primer mensaje la nueva autoridad se refirió de manera superficial a diferentes temas de preocupación y demanda ciudadana. Llamó a la unidad nacional, para terminar con la exclusión social. Con mucho énfasis dijo que la “historia de Bolivia cambiará”, reiterando su promesa electoral de nacionalizar todos los recursos naturales y diferentes transnacionales, sin que ello signifique dejar de trabajar con la inversión privada.
A fines de 2008, lograron formular la “Nueva Constitución Política del Estado Unitario Socialista de Derecho Plurinacional Comunitario”, documento legal y fundamental de toda Nación, que nunca fue respetado por los gobernantes aún en ejercicio. Durante 13 años y 5 meses han vociferado el “proceso de cambio”, que se derrumbó por una pésima administración del Estado. En todos los periodos han conculcado los derechos y garantías constitucionales del pueblo boliviano, han atropellado a los poderes del Estado, con énfasis al Legislativo, Judicial, FFAA y Policía.
En el campo económico financiero, durante el tiempo del actual gobierno el despilfarro monetario aproximado es de $US. 450.000 millones, deuda externa de $US. 15.000 millones, deuda interna, $US.6.000 millones, todo para machacar con el “Modelo Plurinacional e Indigenista” a la par de “Bolivia cambia, Evo cumple”, para alcanzar “Soberanía alimentaria, del Vivir bien”, como resultado de un supuesto desarrollo o crecimiento económico. Tales slogans fueron intensificados en los últimos 8 meses de campaña electoral demagógica y fantasiosa, incluyendo vuelos gratuitos a la luna para exportar cualquier producto alucinógeno, cuyo fin es perpetuarse en el poder, después de haber sostenido un continuo “cambiazo”.
Es decir del fingido movimiento al socialismo a la pesadilla y el descalabro del Estado Plurinacional boliviano. Donde la cúpula presidencial autoritaria, en vez de cualidades mostró mezquindad, arrogancia e incompetencia. Además se ha revelado vínculos con el narcotráfico en esferas del actual gobierno, con la complicidad de los países denominados del socialismo Siglo XXI, en especial europeos, asiáticos, de centro y sud América. Hay suficiente información sobre el tema en diversos medios de comunicación nacional e internacional.
“Como soñar nada cuesta”, a los candidatos de la oposición les sugiero ofertas de campaña no difíciles de cumplir con buena voluntad y apoyo del pueblo:
- Deben seleccionar para el Congreso Nacional y el Ejecutivo a notables mujeres y hombres profesionales en diversas áreas, mínimo con maestrías en Gestión, Administración o Legislación Pública.
- Remate público nacional e internacional de los bienes suntuosos adquiridos en el gobierno que termina, como aviones, avionetas, helicópteros, satélites, radares y vehículos en general, lo que implica prescindir del aparatoso cuerpo de seguridad de foráneos o nacionales, gastos reservados...
- Todas las construcciones mayores a tres plantas, realizadas desde 2009 a la fecha, deben ser readecuadas para centros de salud y establecimientos educativos a nivel nacional, con equipamiento a la brevedad posible, y puestos en funcionamiento con personal médico y docente nacional.
- Reformar la Nueva CPE, obviando todo lo que significa Estado plurinacional socialista.
- La República boliviana debe ser conformada por todos los habitantes nacidos en nuestro territorio, sin distinción de razas ni colores, con libertad de religión, eliminando de hecho la división de 36 naciones, creadas por los anteriores palaciegos con el afán de someterlos con dinero y dadivas.
-Los idiomas oficiales deben ser español, aymara, quechua e inglés, según las necesidades del ciudadano.
- Recambio de todo lo que significa padrinazgo, burocracia y corrupción en la Administración del Estado, con base en la modernidad de organizaciones y tecnologías que hacen a las empresas e industrias del Siglo XXI adelante. Cero impunidad para los mandatarios y congresales. Encierro para delincuentes encubiertos que trabajan en embajadas del Estado plurinacional.
Este mínimo aporte debe ser complementado con otras sugerencias de los futuros “cerebros asesores” del palacio, mismos que se están frotando las manos. ¿Para qué será?
El autor es Docente Universitario.
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