Israel Camacho Monje
Gracias es una palabra sencilla que no necesita un esfuerzo físico ni bucal para poderla pronunciar, pero algunas personas no conocen su significado.
¡GRACIAS! debe decir una persona cuando es objeto de una gentil atención en su diario vivir.
Cuando una persona ha sufrido una caída, ya sea en el interior de su casa o en la calle, y es ayudado a levantarse por una o más personas, debe decir ¡gracias!
Cuando una persona ha abordado un vehículo de servicio público y todos los asientos están ocupados, pero un gentil pasajero se levanta y le cede su asiento, debe decir ¡gracias!
Cuando a una persona se le ha caído o resbalado de sus manos “algo”, y ante la imposibilidad de poder recogerlo del suelo, un gentil transeúnte lo levanta y se lo entrega, debe decir ¡gracias!
Cuando una persona no puede cruzar una calle o avenida, de una vereda a la otra, ya sea por impedimento físico, edad avanzada o por ser muy niño todavía, y un gentil transeúnte lo ayuda a cruzar, debe decir ¡gracias!
Cuando una persona le invita “algo”, ya sea persona conocida o desconocida, debe dar las ¡gracias! si lo acepta; y si no lo acepta debe decir ¡no gracias!
Cuando una persona aborda un taxi, y ve que el conductor lo ha transportado sin novedad hasta la dirección indicada, con prudencia, serenidad y, sobre todo, respetando las señales de tránsito, debe decir ¡gracias!
Cuando una persona que ha tomado los servicios de un lustrabotas (adulto o niño), y ha visto que éste ha cumplido su trabajo con esmero, debe decir ¡gracias!
Cuando una persona ha comprado algún artículo, ya sea en una tienda comercial, puesto de venta de un mercado público, en un kiosco o puesto de venta callejero, en el momento de pagar y de recibir su cambio debe decir ¡gracias!
Y así sucesivamente, en todo lo relacionado con nuestra vida y actividades que desarrollemos, ante cualquier servicio que se nos haga, siempre debemos decir ¡gracias!
Mucha gente opina que si una persona está pagando por un servicio no tiene por qué decir ¡gracias! Y es que ¡gracias! uno debe decir como gratificación al buen, regular o mal servicio que reciba. Pues ante el constante escuchar de la palabra ¡gracias! estamos seguros que quien ha dado un buen o un regular servicio, siempre tratará de mejorarlo, y el que ha dado un mal servicio aprenderá a dar un buen servicio.
Y por último aclaremos que el servicio, también llamado FAVOR, que una persona brinda a otra persona, es un acto personal y voluntario, ¡de nadie es obligación! ¿Verdad que sí?
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