Una declaración del ministro de Economía, Luis Arce Catacora, acerca de la aguda crisis que enfrenta el importante sector de la construcción, ha actualizado uno de los grandes problemas económicos que vive el país y cuyo porvenir no tiene color de rosa.
El Ministro de Economía declaró que las empresas constructoras nacionales registran “elevadísima tasa de ganancias”, apreciación que provocó la reacción airada de la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco), que puso los puntos sobre las íes con oportunos argumentos.
Efectivamente, el Presidente de Caboco hizo conocer que del total de 12.757 empresas privadas de construcción que existían en el país hasta hace un año, han cerrado nada menos que 2.293 firmas, o sea una caída de la existencia de esas entidades de cerca del 20 por ciento, afirmación fidedigna que desmintió lo indicado por el ministro Arce Catacora, y así puso las cosas en su lugar, es decir que la construcción está cuesta abajo.
Los constructores así refutaron la afirmación ministerial, ya que una reducción de la cantidad de empresas en esa elevada proporción, en pocos meses, no muestra un ambiente de “elevadísima tasa de ganancias”, punto de vista con falso sentido de la realidad.
Los constructores explicaron, además, que en el Estado Plurinacional existe una política de incumplimiento de contratos y no cancela planillas de obra, lo que determina, como paradoja, que más bien los empresarios privados de la construcción se conviertan en financiadores de los proyectos estatales, durante meses, para no incurrir en multas por paralización de obras.
Para agravar esa situación ya angustiosa, las constructoras nacionales no pueden adjudicarse obras de gran tamaño y solo se benefician de ellas firmas extranjeras, por el hecho de que no cuentan con capital suficiente para respaldar las boletas de garantía. Por lo tanto, son discriminadas porque no tienen capacidad de canalizar recursos para avalar garantías, afirmación que indica el nivel de los errores del ministro.
Esa realidad muestra otra contradicción, entre las palabras oficiales y los hechos, o sea que las empresas extranjeras son objeto de privilegios, pues traen boletas de entidades foráneas más grandes que las bolivianas, ya que están realizando la mayor parte de los grandes proyectos. Finalmente, los empresarios constructores piden el cumplimiento del decreto para que las obras puedan ser divididas en tramos o ítems y así las subcontrataciones no generen las supuestas ganancias.
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