Antonio Paredes Candia, el benefactor olvidado

Después de 15 años del fallecimiento de don José Antonio Paredes Candia, destacado escritor e investigador boliviano, parece haber pasado al olvido el legado del benefactor cultural de la Ciudad de El Alto por parte de las autoridades y de la población, no obstante que en vida se empeñó en dejar un museo para mantener vigente sus valiosas obras.

Paredes Candia ha donado en primera instancia 296 obras de arte comprendidas en pintura, escultura y piezas arqueológicas; posteriormente, estando en su lecho de muerte, dejó toda su biblioteca personal con 11.931 libros, una riqueza importante para la ciudad de El Alto, era el tesoro que guardaba don Antonio, valuado en más de un millón de dólares, reveló su amigo más cercano Rubén Eduardo Herrera Soria.

Las obras de Paredes Candia permanecen en el museo que lleva su nombre, pero “no se ha podido comprobar si aún existen la totalidad de obras que él ha donado, porque hemos enviado una nota, pidiendo verificar si están las mismas en su totalidad”, manifestó.

El Museo Antonio Paredes Candia fue inaugurado el 29 de mayo del 2002, mediante un contrato realizado en la gestión del prefecto de La Paz, José Luis Paredes, y el alcalde de El Alto, Néstor Siñani, el mismo que establecía una serie de cláusulas para dejar sus obras de arte y toda su colección de material bibliográfico. Además, en una de ellas puntualiza que Rubén Eduardo Herrera Soria se quede como Director Administrativo, Ejecutivo y Custodio por su nivel de confianza y a la vez que podría aumentar otras obras.

Dando cumplimiento a estas disposiciones, Herrera dijo que en los ocho años de gestión, aparte de la donación que hizo don Antonio Paredes Candia, consiguió más de un millón de dólares en obras arte; sin embargo, en la gestión del alcalde Edgar Patana, por el cambio del Gobierno Municipal, le pidieron su renuncia sin respetar el convenio homologado por el Concejo Municipal de El Alto, inclusive por la Prefectura de La Paz.

Otra de las cláusulas mencionaba que tenía que tener cuatro guías, secretarias, mensajero, portero y guardia de seguridad, además de cámaras.

Todos estos pedidos fueron cumplidos durante su gestión, hasta se tenía un vehículo propio.

Por otro lado, Herrera recordó que de los ocho años de gestión dos lo compartió con don Antonio Paredes Candia, quien ocupaba el cargo de Director Honorario y Vitalicio, no percibía sueldo. “En ese tiempo me enseñó cómo quería que funcionara el museo y se logró mantener a la perfección y fue considerado como uno de los mejores museos en el arte contemporáneo de Bolivia, por las obras acumuladas”, enfatizó.

INFRAESTRUCTURA

El museo ha sido construido en un espacio de un tanque abandonado, la idea de su creación fue la de don Antonio Paredes Candia. Era el primero de la Ciudad de El Alto, luego de 12 años de trámites para poder hacer entender a las autoridades que El Alto necesitaba una infraestructura de esta naturaleza, recordó Herrera Soria.

En 2002 se materializó el Museo de Arte “Antonio Paredes Candia” en Ciudad Satélite de El Alto, aunque existían pedidos en otras ciudades y departamentos. “Eligió esta ciudad porque era un alteño más y tenía su casa en Villa Ingenio, por eso también decidió dejar sus obras en El Alto”, acotó.

Herrera manifestó que los ambientes para el funcionamiento del museo eran adecuados en ese momento, con sistemas y alarmas, las obras estaban completamente aseguradas y las salas impecables para que puedan resistir la temperatura y se lo mantenía en óptimas condiciones.

Actualmente, dijo, que la situación no es de las mejores, las paredes presentan humedades, hay filtraciones y los cuadros están en el suelo, lo manejan con total descuido, no utilizan guantes, no existe un director para que pueda dirigir el museo. “Las autoridades no están tomando conciencia del sacrificio que se hizo para consolidar el museo”, manifestó.

El Museo Antonio Paredes Candia dejó de funcionar adecuadamente desde el 2010 y hasta la fecha va camino al deterioro como consecuencia de las decisiones políticas,

Rubén Eduardo Herrera Soria recordó que durante su gestión elaboró seis catálogos, pero desde agosto de 2010 hasta la fecha, no se hizo ni un catálogo más, lo que demuestra la falta de interés.

NOTABLE ESCRITOR

Este prestigioso escritor, historiador investigador del folklore bibliográfico y ensayista, rescatador de las tradiciones y leyendas, que escribió 113 libros referentes a su amada patria Bolivia. En 1944 realizó el servicio Militar en el Regimiento de Caballería 1 “Avaroa, durante un año y ocho meses, cumpliendo con su deber de servir a la Patria.

Fue fundador de las ferias del Libro a lo largo del país, es así él lo decía con mucho orgullo, “soy el iniciador de las ferias populares en las calles, rompí ese tabú que consideraba que el escritor debía estar en su torre de marfil, esta tarea estuvo más de 40 años”.

Fue maestro en varias regiones del sur, enseño en varias minas de la ciudad de Potosí y a la vez iba recolectando toda la información referente a las costumbres tradiciones y leyendas, también fue titiritero que con su teatrillo llamado Kusillo recorría todo lugar, él se sentía feliz haciendo reír a los niños eran su debilidad.

La universidad Franz Tamayo de la Ciudad de El Alto lo nombró Doctor Honoris Causa, merecidamente, ya que era una persona muy intelectual.

Don Antonio como cariñosamente lo llamaba la gente, declaró heredera de su patrimonio a la ciudad de El Alto, el que fue acumulado a lo largo de su vida.

Candia era muy afectuoso con los niños, le interesaba conversar con ellos, explicarles y con la sabiduría que lo caracterizaba siempre iban a consultarle por las tradiciones, por las leyendas y por el folklore boliviano, recordó su amigo.

“A don Antonio Paredes Candia se lo recuerda como a un hombre que amó mucho a Bolivia, se dedicó enteramente para recuperar ciertas tradiciones, leyenda y costumbres, recorrió por todo el país con su feria de libro.

Recibió condecoraciones de parte de las autoridades nacional con las medallas como el Cóndor de Los Andes, Ciudadano Ilustre”, dijo nostálgico Rubén Eduardo Herrera Soria.

Por Rodrigo Ticona Espinoza.