La ausencia de planificación para la producción y comercialización de arroz ha sido preocupación de los productores en años pasados; ahora sufren por las mismas causas y preocupa al empresariado que una sobreproducción los perjudicaría seriamente en los próximos dos años; alegan que los precios no cubren los costos y mucho menos dan lugar a utilidades que lógicamente desean los productores.
Información detallada indica: “En los centros de producción y acopio, como Montero en Santa Cruz, donde en 2018 los precios de la fanega de arroz eran altos, que llegó a costar $us. 60, ahora estos resultados están lejos de conseguirse. En el mejor momento del negocio, entre febrero y marzo de 2019, los empresarios intermediarios llegaron a pagar a los productores $us. 45 por la fanega y a los que se atrasaron en su cosecha en los centros de acopio solo les pagan hasta $us. 35 por fanega”.
La misma información señala que “este año la superficie sembrada pasó de 100 mil hectáreas a 120 mil, especialmente por el ingreso de dos nuevos productores de Guarayos y Beni” (ED 3-6-19).
Los productores y comercializadores creen que no solamente la baja de precios los afecta, sino que la importación legal cobra su parte y, mucho más, el contrabando; finalmente, si a todo ello se agrega la no exportación del producto, el problema adquiere dimensiones muy graves. Ante situaciones difíciles de superar y no poder competir con la importación legal y menos con el contrabando, hay una especie de angustia en quienes tienen capacidad inclusive de producir más.
En criterio de empresarios, lo que corresponde es que haya medidas que permitan exportaciones masivas del arroz, luego de abastecer totalmente al mercado interno, que de hecho estaría garantizado; por otra parte, que se adopte medidas con miras a frenar el contrabando y ver cómo se puede compatibilizar acciones para que la importación legal -innecesaria desde todo punto de vista- pueda evitarse o, en su caso, hacerlo solamente con aquel grano que tenga calidad muy especial y muy superior a la que se produce en el país.
El gobierno tendrá que hacer lo posible por abrir nuevas fuentes de acopio del arroz; especialmente, buscar interesados en el exterior y ver con los importadores la mejor forma para evitar una competencia que no debería ser. Finalmente, consideran que el contrabando debe ser frenado drásticamente; de otro modo, los excedentes de arroz de países vecinos ganarán mucho espacio en el país debido a los precios bajos.
Abrir las compuertas para la exportación debe ser medida que el gobierno haga en lo inmediato; igualmente, escuchar las sugestiones y sugerencias de los productores y comercializadores para superar dificultades que, por falta de planificación oportuna, se sufre permanentemente.
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