En los últimos meses varios elencos nos ofrecieron obras icónicas de los maestros Bach, Mozart, Haydn y Mendelssohn, que nos despertaron de un tiempo en que no se presentó obras importantes, para iniciar el 16 de abril con las siguientes obras.
I. LA PASIÓN SEGÚN SAN JUAN. Esta cantata religiosa surgió del genio de Juan Sebastián Bach, el músico más genial de una familia de varias generaciones de músicos que se han destacado como organistas, directores y compositores, tocadores del clave o del violín. La música de Bach ha sido muy elogiada y admirada por los más grandes músicos y humanistas. Así, Goethe dijo de él “que es un poeta de la más alta especie” o “Al oír su música me parece escuchar la eterna armonía, tal como debe encontrarse en el seno de Dios”.
A este incomparable genio se debe todo ese manantial de armonía y melodía que ha servido como una biblia para los músicos posteriores. Sus partituras, cantatas, oratorios, sus tocatas y fugas, sus obras para teclado, órgano o violín son una verdadera revelación de recursos y belleza.
La puesta en escena de La Pasión de San Juan de este maravilloso compositor resultó un acontecimiento que ofreció la Orquesta Sinfónica Nacional con participación del ensamble Alkymia de Francia, la Sociedad Coral Boliviana, el Coro Orfeón Voces Nuevas y el Ballet Oficial de Bolivia. Fue un reto que colmó el Centro Sinfónico bajo la segura dirección de Weimar Arancibia, en la Sesión del 16 de abril de 2019; alcanzando buen nivel, aunque en su conjunto no nos pareció haber alcanzado la solemnidad y majestuosidad que la obra exige.
II. RÉQUIEM de MOZART. Esta magnífica obra se ha presentado varias veces en auditorios de La Paz con diferente suceso. Una de ellas fue el año pasado en 12 y 13 de septiembre, con la soprano Diana Azero, contralto Alejandra Wayar, el tenor Fernando Flores y Marcelo Aguilar como barítono.
En el concierto del 21 de mayo de 2019 en el Teatro Municipal, ofrecido como un homenaje póstumo al Mtro. José Lanza Salazar, que fundó y dirigió la Sociedad Coral Boliviana, prestigiándola dentro y fuera del país; participaron la Orquesta Sinfónica de la Universidad Loyola, la Sociedad Filarmónica de La Paz, los Coros Polifónico de La Paz y de la nombrada Universidad y lo relevante es que volvió a aparecer María Reneé Ayaviri, de tanto lucimiento y larga trayectoria en muchos conciertos personales y como integrante de obras de ópera, fue muy aplaudida; luego la mezzo soprano Beatriz Peñaranda, el tenor José Luis Duarte, ya muy conocido en nuestro medio y el bajo Giovanno Salas, quienes tuvieron una actuación ovacionada por el auditorio.
El Réquiem es una misa de difuntos y el compuesto por Mozart tiene características de bastante solemnidad y hermosura, que es aclamada en todas las presentaciones de la obra por la armonía y misticismo que transmite el coro.
III. EL CONCIERTO No. 1 PARA VIOLIN, de NICCOLO PAGANINI. Esta presentación del violinista Cristian Asturizaga como solista resulta un buen suceso musical, principalmente porque alguien, un boliviano, haya vencido ese temor de atravesar el reto de osar lo que pensamos solo logran los virtuosos de otros países. Por eso es plausible que Asturizaga hubiera alcanzado ese logro que, por lo demás, tuvo buen nivel. Si bien tuvo un par de desajustes en el primer y segundo movimiento, que han debido pasar desapercibidos para la mayoría de los oyentes, fueron imperceptibles en general y. seguramente, este concierto incentivará al violinista a superarlos y ofrecernos otros desafíos, como nos ha manifestado que es su propósito.
De por sí las composiciones de Paganini son difíciles; demasiado complicadas; mas lo que resaltaba en él es su ejecución del violín, que era inigualable. “Su existencia fue portentosa, triunfal, única” y paseó por las principales ciudades de Europa deslumbrando en todos los lugares con su genio. Seguramente no hubo otro violinista como él.
IV. EL CONCIERTO “Aurora” de Haydn y Mendelssohn. Este trío formado por Alexander Lapich en el violín, Andrea García en el chelo y Mariana Alandia Navajas en el piano, tocando obras de Haydn y Mendelssohn, a nuestro juicio, fue el mejor de la temporada. A Lapich lo hemos escuchado en varias presentaciones de Bolivia Clásica y se percibe su permanente acenso en el manejo del arco; Andrea García nos entrega la dulzura del chelo cada vez con más seguridad y refinación. La pianista tarijeña integra el trío con maestría, que ya hemos apreciado en anteriores conciertos; es destacable su contribución en la recuperación de música boliviana, especialmente de Eduardo Caba.
Algo que nos sorprendió y disgustó es la poca asistencia al Teatro Municipal a un concierto que fue el mejor de toda la temporada, pensamos que sería por el fútbol de esa noche y la entrada del Gran Poder del día siguiente; cuestión de valoración del público.
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