Israel Camacho Monje
El ciudadano común no comprende cómo, desde hace muchos años, la Policía Boliviana y el Departamento de Bomberos de la ciudad de La Paz, curiosamente no cuentan con verdaderas ambulancias, sus respectivas camillas, y además con los especializados camilleros, para que hagan en forma correcta los levantamientos de cadáveres, tanto por suicidios, asesinatos, feminicidios, infanticidios, por un lado, y de las personas que han fallecido en accidentes de tránsito en las ciudades, o por embarrancamientos de buses de pasajeros, por el otro.
En este segundo caso son provocados por irresponsables conductores acostumbrados a manejar en estado etílico o son aprendices de corredores de autos, que han convertido a las carreteras que interconectan a los nueve departamentos del país, y a la zona tropical de los Yungas paceños, en particular, en caminos de la muerte.
Accidentes de tránsito que tuvieron como escenario los “caminos de la muerte” y que, lamentablemente, han dejado viudas, viudos, huérfanos de padres y madres y familias desintegradas, y cuyos autores si no han muerto en dichos accidentes, se han dado a la fuga, y si han sobrevivido simplemente han declarado que el accidente se debió a fallas mecánicas.
Y como en nuestro país carecemos de verdaderos mecánicos de motorizados, para que previa revisión meticulosa de los restos retorcidos de las flotas de pasajeros y camiones de carga pesada accidentados confirmen o desmientan tales argumentos, es que no se les ha seguido el proceso correspondiente. Tampoco ha habido los respectivos juicios a conductores ebrios, y si bien se los encarceló preventivamente, no se supo de las penas carcelarias que recibieron y si cumplieron las mismas.
Por la falta de verdaderos controles de tránsito, tanto de revisión de flotas de transporte de pasajeros, así como de camiones de transporte de cargas y, por supuesto, de autos particulares y de uso público en general, es que los bolivianos tenemos que resignarnos a nuestra desgraciada suerte.
Por todo lo anterior, el ciudadano común sugiere a las autoridades policiales encargadas de investigaciones criminales en general, la inmediata adquisición de verdaderas ambulancias y camillas para levantar y transportar cadáveres con el debido respeto que merecen. De una vez se debe dejar el rústico procedimiento de alzar como cargas o bultos a los cuerpos humanos ya sin vida, y ponerlos sobre las plataformas traseras de camionetas y camiones. A la vez sugerimos a los Bomberos que soliciten la adquisición de ambulancias, además de las grúas y respectivos cables metálicos y jaula de extracción metálica, tanto para bajar a los rescatadores, así como para subir desde el fondo de los precipicios a las personas heridas y fallecidas. Hoy lo vienen haciendo rústicamente amarrados con sogas o pitas y son jalados desde la cima de los precipicios y además con el riesgo de que en cualquier momento se rompan las mismas. Y al final solo terminen recogiendo restos diseminados.
El ciudadano común cree que de cumplirse las anteriores sugerencias, por lo menos afuera nos verán como un país civilizado y no al contrario. ¿Verdad que sí?
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