No hay conciencia para preservar el medioambiente

Por más incitativas que haya, por prohibiciones que se publique, cada año, antes o durante la festividad de San Juan, hay quemazón de plantas, bosques y plantaciones de toda clase por parte de quienes no tienen o no pueden tener conciencia de la necesidad de evitar el humo que se logra con el fuego. El gas carbónico que despide toda quemazón de vegetales o residuos de toda clase es nocivo no solamente para el medioambiente sino para la salud de las personas.

En el pasado San Juan hubo exageración en la quemazón de todo lo que se podía poner al fuego; no hubo consideración alguna con nada ni con nadie porque “solo había que satisfacer la necesidad de calor de las personas que, además, aprovecharon para consumir bebidas alcohólicas sin medida alguna”. Lo malo de todos estos procedimientos es que las autoridades municipales previenen y amenazan con sanciones a quienes infrinjan las normas; pero tampoco hacen mucho para sancionar a quienes no cumplen y, por el contrario, “dejan hacer y dejan pasar” todo lo que los inconscientes quieren y logran ganancias, sin noción de realidades sobre la urgencia de velar por la salud de la población y por el bien de la naturaleza.

¿Por qué hay lenidad en las autoridades, sean del gobierno, de las gobernaciones o de los municipios que no exigen el cumplimiento de la ley?, y cuando no se la cumple no imponen sanciones enérgicas. ¿Para qué están investidos de autoridad quienes tienen el deber de cumplir con las leyes y, sobre todo, hacerlas cumplir? ¿Qué buscan o quieren los irresponsables que queman todo tipo de materiales y exageran quemando llantas, plásticos y otros que duplican o triplican la emisión de gas carbónico?

Las ciudades del país, muy especialmente La Paz y Cochabamba, mostraban la mañana del 24 de junio, cielos totalmente cubiertos de humo, aire totalmente irrespirable y causante de resfríos y enfermedades pulmonares por la acción del humo; hay casos que duplicaron las consecuencias de la quemazón con el uso de fuegos artificiales que en abundancia fueron ofrecidos por la economía informal; muchos de esos petardos han causado incendios y perjuicios muy severos en techos y jardines de casas y no han faltado quienes han sufrido heridas por la quema de piel y cabellos. Los animales -mascotas especialmente- han tenido la peor parte del estallido de cohetes y otros fuegos artificiales que se utilizó en grandes cantidades, porque poseen un oído muy delicado y tímpanos demasiado sensibles para soportar la intensidad de los ruidos.

Es preciso que, para el futuro, las autoridades cumplan con su deber de exigir que se cumplan las leyes y sancionen a quienes obran sin conciencia alguna y queman no solamente lo que encuentran a la mano y comprometen seriamente la salud de personas, animales y complotan contra el medio ambiente.