Hay cosas y circunstancias que no puedes cambiar ni controlar a tu voluntad, como quiénes son tus padres, o los hermanos que te tocaron y las ideas que ellos tienen de la vida, las injusticias que se ve en el mundo, los malos y equivocados actos de la gente para contigo y los demás, los obstáculos que llegan de repente, accidentes, etc., ya que no tenemos control sobre ellas.
Solo puedes controlar aquello que te fortalece, que te da motivación para seguir con tu vida, con tus sueños, aunque enfrentes situaciones difíciles en tu camino. En algunas situaciones, muchas veces la única solución será alejarte del problema mentalmente, no tienes más opciones.
Hay tres cosas que puedes y debes aprender a controlar en tu vida, y que solo tú y nadie más puede controlar por ti.
Primero, tú decides a qué pensamientos darles poder y cuáles desechar. Solo tú puedes adiestrar tu mente para que sea útil y trabaje para ti de forma armoniosa y pacífica.
Segundo, puedes controlar tus palabras, lo que hablas, ya que con lo que dices estás construyendo tu realidad, evita juzgar, ofender, tu discurso debe ser un aporte, sumar y afectar positivamente a las personas con las que te encuentras.
Tercero, puedes aprender a controlar tus reacciones, pues son las responsables de malos entendidos, y erróneas percepciones, quedarse en silencio es más productivo, esperar a que las aguas calmen y no vivir siempre a la defensiva.
Tú puedes controlar la forma en que miras al mundo, a las personas y situaciones, tanto en el presente como en el pasado, ya que es un aprendizaje para ti. Cualquier hecho pasado debemos mirarlo desde la aceptación, puedes decirte a ti mismo “reconozco que aquello que pasó, me hubiera gustado que fuese de otra manera, pero no fue así y nada gano quedándome en el dolor y resentimiento”.
Cada individuo es diferente, tenemos valores diferentes, entornos distintos, formaciones y esencia distintas, las personas no siempre actúan tal y como nosotros esperamos, por ello nos decepcionamos. Acepta la oportunidad de aprender las lecciones que te da la vida, centrar tu energía en tus metas, en lugar de quedarte anclado pensando en las cosas que no son como tú querías que fueran.
Aceptar es dejar de luchar y recuperar la paz, aceptar nos permite dejar de ser víctimas de las circunstancias, para ser protagonistas de nuestras vidas.
Algo que nunca falla es preguntarte ante cualquier situación qué es lo peor y lo mejor que podría suceder, al hacerlo consciente te darás cuenta que lo mejor ya te hace feliz desde el momento presente, con solo pensarlo, y lo peor (que todavía no sucede) en realidad no es tan malo… reflexiona.
La autora es Psicóloga Terapeuta.
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