Álvaro Numbela Tejada
En el momento en que se encuentra Bolivia, es bueno tener presente que el voto es escoger una determinada opción política. Por lo tanto, la función de programación que cumplen los partidos políticos es esencial. Ellos dan el vocabulario y la característica correspondiente al sufragio.
Entonces, cuando hay confrontación de fuerzas rivales para conquistar el Poder de Estado, es que tiene que haber un árbitro IMPARCIAL. Al contrario, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) sin el concurso de las fuerzas en movimiento comete abusos de tradición representativa y torna un proceso electoral en un acto plebiscitario.
LA DISFUNCIÓN
Estamos precisamente en el momento esencial de la confrontación de intereses, de tendencias, de ideologías que revelan la rivalidad de grupos y de partidos que los defienden. Por lo mismo, aquellos movimientos se resuelven con el trabajo de un arbitraje imparcial, pero en nuestra realidad -desafortunada- todos ven en un TSE un trabajo inadecuado; ven deficiencias, y reiteran que no pueden organizar debates políticos para explicar claramente qué se tiene que elegir, peor aún reiteran, a 8 de julio de 2019, “que el Tribunal Supremo Electoral vulnera otra vez la ley electoral para candidatos” (1).
Cuánta disfunción en la preparación de simples reglamentos, para luego ¡¿socializarlos?!, cuando lo indicado es hacer la norma, con contenido sociológico: que la misma sea el resultado del concurso de los propios interesados: los partidos políticos.
Los tecnócratas de 2019 serán los causantes de la hecatombe que se avecina, se da paso al caos, a la violencia, por mucho que existan los eternos campeones de la “democracia”. Mas lo evidente está en que se constata un trabajo desafortunado en el Órgano Electoral. Un Órgano de Estado que no sabe de qué fuentes humanas procede un reglamento para imponer una línea de fuerza, (la disciplina) en la mentalidad colectiva.
A NO DESCUIDAR
Contrariamente a las órdenes que quiere impartir el TSE, no hay que descuidar que los partidos alimentan el juego electoral con temas precisos. Los partidos políticos concurren a la expresión del sufragio no siempre en las mismas condiciones de igualdad que se pregona, ellos generan con su acción su propio lenguaje, sin dar lugar al terreno propicio de la aclamación o la dimisión silenciosa; vale decir, no dan lugar al lenguaje del plebiscito o de las dictaduras.
En síntesis, los partidos políticos presentan opciones francas, perspectivas dentro de las cuales los bolivianos y las bolivianas podrán ejercer una verdadera elección. Ellos harán posible una opción clara en el momento de elegir.
Actualmente hay diversas fuerzas en movimiento, para conquistar el poder del Estado boliviano. En esta tarea el combate puede ser neutro, complejo, su cotidianidad determina un cierto relativismo, de victorias o fracasos que tienen los partidos políticos.
Está claro que hay fuerzas de conservación que se oponen a las fuerzas en movimiento, que lideran el cambio; sin embargo de esta confrontación, ello no lleva necesariamente a la eliminación de los unos ni de los otros. Entonces, aquel conflicto lleva necesariamente a buscar salidas que resultan indispensables para generar nueva situaciones.
De esta dialéctica depende el orden social. Dialéctica de la que debían saber los componentes del llamado Tribunal Supremo Electoral sin fomentar a candidatos que creen saber cómo se gana elecciones, fácilmente.
1.- EL DIARIO: TSE vulnera otra vez norma electoral para candidatos, La Paz 8 de julio de 2019. Pág. 1.
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