Depredación del nevado Illimani

El nevado Illimani es una montaña maravillosa e ícono de La Paz, tiene un encanto mágico incomparable que proyecta su radiante fulgor sobre nuestra ciudad, desde el alba hasta el crepúsculo, extasiando e encandilando, con su espectacular reflejo, los ojos de todos cuantos visitan esta maravillosa urbe.

Esta montaña, con sus 6.460 m.s.n.m. es la cumbre más alta de la cordillera Real de Los Andes, por ende, del Departamento de La Paz. Históricamente, la imagen de este cerro figura como el símbolo emblemático más representativo del escudo de armas del Departamento de la Paz; de ahí que su preservación es muy importante y necesaria para La Paz, para Bolivia e incluso el mundo.

Algunos estudios indican que este coloso fue esculpido por la naturaleza hace millones de años y es, probablemente, un volcán apagado. Considerando todos esos elementos y encantos de este colosal montaña, en el año 2009 fue planteado ante el entonces Honorable Congreso Nacional de la República de Bolivia, el Proyecto de Ley de declaratoria de maravillas naturales del Departamento de La Paz al nevado Illimani, el sagrado Lago Titicaca y el recinto arqueológico y milenario de Tiahuanaco, por quien escribe la presente nota, en su condición de un ciudadano paceño de sepa y altruista, (El DIARIO, 25 de noviembre de 2009).

Esa presentación fue realizada a través de la Brigada Parlamentaria Paceña, con motivo de la celebración del Bicentenario del Primer Grito Libertario de la Revolución del 16 de julio de 1809 por el prócer y patriota paceño Pedro Domingo Murillo; pero, es muy lamentable decirlo, hasta la fecha este Proyecto de Ley duerme el “sueño de los justos” en las instancias de la Asamblea Legislativa de ese Poder del Estado Plurinacional.

En este CCX aniversario de aquella gesta libertaria, es muy preocupante conocer denuncias sobre que este cerro emblema de La Paz viene sufriendo una depredación irresponsable y despiadada por cooperativas mineras nacionales y consorcios extranjeros: chinos, rusos, colombianos y otros, quienes estarían explotando minerales, sin autorización ni ficha ambiental correspondientes, en las faldas o flancos de esta montaña, haciendo perforaciones y aperturas de inmensos pozos o bocaminas en busca de minerales valiosos como oro, plata, estaño, wólfram, etc. Estos hechos fueron denunciados por medios de comunicación escritos en 2017, por comunarios que habitan dicho sector.

También se supo que estas empresas o cooperativas mineras estarían procediendo a deshielar, artificialmente, las nieves eternas que cubren el Illimani, para así obtener el agua necesaria para el lavado de los minerales, y esas aguas que bajan del cerro arrastran partículas de minerales y elementos químicos como mercurio, arsénico y otros que ocasionan la contaminación de los ríos que riegan las plantaciones o sembradíos de las poblaciones de Río Abajo, Palca y lugares aledaños. Los productos que salen de esos lugares abastecen los mercados de la ciudad de La Paz y son consumidos por la población paceña.

Ante todo esto, es muy extraño que ninguna autoridad paceña haya dado la debida importancia a este grave atentado que están cometiendo esas empresas mineras, contra este cerro emblema de La Paz, la salud de la población paceña y el medio ambiente. Ni la Gobernación del Departamento ni los asambleístas representantes de la provincia Murillo ni la Brigada Parlamentaria Paceña y, mucho menos, las organizaciones cívicas, sociales y culturales de La Paz, no se han manifestado en defensa de este patrimonio paceño y la salud de la ciudadanía.

¿Qué estamos esperando los paceños?; ¿esperamos que ocurra lo mismo que con el Cerro Rico de Potosí?; o ¿esperamos llenar los hospitales con enfermos? Hoy es cuando debemos reaccionar, pueblo paceño, porque ¡mañana será muy tarde…!