Alfonso Prudencio Claure, periodista de grandes dotes, murió para reunirse con los grandes del periodismo boliviano y con quienes mostraron realidades del país y del mundo utilizando la broma, la forma simple de expresar grandes verdades y mostrar al mundo que es mejor reír que llorar. Don Alfonso Prudencio inició su carrera luego de la fundación del semanario Presencia junto a otros periodistas que acompañamos al Dr. Huáscar Cajías en la “gran aventura” de crear un periódico que, con el tiempo, se convirtió en diario de mucho prestigio nacional e internacional.
Inicialmente, creó la columna “Cartas a Paolo” sobre temas culturales y religiosos; pero, a muy poco tiempo, la convirtió en “La Noticia de Perfil” utilizando el pseudónimo de Paulovich que popularizó con el tiempo y que captó simpatía y cariño en sus lectores porque fue columna que expresó grandes verdades mostradas con la pluma del buen humor, de la manera de decir las cosas en broma, pero resaltando verdades que nadie pudo soslayar.
La columna “La Noticia de Perfil” adquirió notoriedad y se publicó en varios diarios a la vez. Inicialmente fue en Presencia; pero, con el tiempo, salió en EL DIARIO, Los Tiempos, El Deber y Correo del Sur. Él, como autor, decía: “Creo en la necesidad de escribir en serio; pero, empiezo y termino con la broma porque es un género que me atrae y que espero mantener”. Con ligeros intervalos, supo mantener la publicación de tan importante columna de opinión hasta hace poco tiempo y lo hizo hasta desde el lecho de enfermo que terminó con su vida, una vida prolífica y proficua que Prudencio supo utilizar con el género de la broma para escribir libros “serios y risueños” como: “EL manual del perfecto negrero”, “Ríete y sé feliz”, “Rosca, Rosca, ¿qué estás haciendo?”, “Conversaciones en el motel”, “Diccionario del cholo ilustrado”, “Elecciones a la boliviana”. Era prolífica y proficua su producción y, si hubiese tenido más tiempo, con seguridad que habría producido mucho más porque la “chispa” que asomaba hasta en sus sonrisas, era permanente y tenía temas para la conversación en que, muchas veces no se sabía si eran en broma o en serio; pero, en general, todo resultaba serio en él porque sabía decir, bromeando, las verdades mayores que vivió el país. La “Noticia de Perfil” tuvo la peculiaridad de conseguir que las penas se troquen en alegrías porque el autor sabía cómo usar las palabras precisas para tocar cada tema; no trepidaba ante nada con tal de mostrar verdades y así lo demostró utilizando a “su tía Encarna” que coadyuvó en sus inquietudes y esperanzas para un decir cordial y sincero. Sobre su pseudónimo, dijo: “era síntesis de lo que querría decir en pocas palabras, pero amables y reilonas”.
Relatar los méritos y cualidades de Alfonso Prudencio Claure sería muy difícil, pero lo que queda en el recuerdo de quienes leyeron y compartieron sus escritos quedará por siempre en la mente y el corazón. Alfonso, desde los tiempos de Acción Católica, estarás siempre con los amigos que fuimos compañeros de las lides del periodismo y lo hicimos con la convicción de que el deber de amar y servir al país debe ser -al estilo tuyo- con vocación de servicio. Ten paz y dicha en serio en el Paraíso que seguramente reserva siempre Dios para las almas buenas y que supieron de dichas y amarguras, frustraciones y decepciones que, a la larga, se hacen ofrendas a la vida.
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