Ropavejeros cerraron vías perjudicado a la población

El sector de ropavejeros ayer cerró el tráfico en el centro de La Paz, perjudicando las labores cotidianas y retrasando el cumplimiento de horarios tanto de trabajadores como de estudiantes.

Gremiales de ropa a medio uso de todo el país, ayer marcharon desde El Alto hacia La Paz, en demanda de atención a sus demandas. Piden al Gobierno no decomisar sus productos en Aduana. En trayecto generaron caos y congestionamiento, que perjudicó el desarrollo de las actividades diarias de los ciudadanos paceños.

La mañana de ayer el sector protagonizó una marcha de protesta desde El Alto hasta El Prado paceño, a donde llegaron cerca del mediodía, haciendo reventar petardos y mostrando pancartas donde se citaban sus demandas, lo que provocó el colapso del transporte vehicular en las principales vías de acceso al centro de la ciudad.

La movilización duró hasta en horas de la tarde, cuando se concentraron el sector de la plaza del Obelisco, lo que impidió el paso de vehículos en los carriles de subida y bajada de la avenida Mariscal Santa Cruz.

De acuerdo con el dirigente del sector, Roberto Villacorta, la medida de protesta busca el tratamiento de una nueva normativa para su sector, ya que en las trancas se están realizando decomisos, por parte de funcionarios de la Aduana, lo que deja al sector sin ingresos económicos. “Pedimos a las autoridades que nos permitan seguir vendiendo la ropa llamada “americana”, dijo.

Los comerciantes en prendería usada piden una audiencia con el Gobierno, o que éste les dé fuentes laborales.

El dirigente aseveró que en la última reunión que hubo con el Gobierno se llegó al compromiso de cortar los decomisos, pero en la realidad en las trancas se está cortando el ingreso de prendería usada.

Blanca Garavito, delegada de los ropavejeros de Sucre, también presente en la marcha, pidió que se permita la comercialización de ropa usada por lo menos unos cinco años más que duraría la gestión de Evo Morales, de ganar las elecciones.

Dijo que los comerciantes de ropa usada son padres y madres, además de personas de la tercera edad, que necesitan de esta actividad económica para tener el “pan de cada día”.

“Queremos seguir vendiendo porque no hay empresas y tampoco hay trabajo”, agregó.