Las diferencias entre cambas y kollas, provenientes de culturas divergentes, en el contexto nacional, se manifiestan, como siempre, en épocas electorales o sea en tiempos de elegir a los nuevos gobernantes, en democracia.
Ahí tenemos, por decir, las reticencias de índole regionalista, las actitudes de intolerancia racista y las adjetivaciones incisivas, que constituyen un conjunto de elementos negativos, que conspiran en contra de la unidad nacional. Hechos y dichos que relativizan el espíritu de hermandad y estropean la dignidad de las personas.
Ellos, sin embargo, en un esfuerzo extraordinario y colosal, contribuyeron a la construcción de una Bolivia con futuro, de cara al Siglo XXI. No escatimaron esfuerzos ni titubearon en emprender ese histórico propósito. La memoria de la ciudadanía se encargará de corroborar este aserto.
Una Bolivia que, en las circunstancias más complicadas de su existencia, supo anteponerse a la adversidad. Y que jamás cederá en la búsqueda de días auspiciosos por el bien común.
En consecuencia: cambas y kollas, cada quien por su lado, se abocaron a la construcción de hitos que marcaron el alto grado de progreso, alcanzado en luengos años de trabajo, al servicio de la Patria y de las nuevas generaciones. Todo ello fue el resultado de sueños y desvelos, de fortalezas y debilidades, de caídas y levantadas, pero que profundizaron los derroteros de una Nueva Bolivia. Y lo hicieron con o sin la asistencia gubernamental. Tropezando, inclusive, con la incomprensión de aquellos “iluminados”, “predestinados” o “todopoderosos”. Al final se impuso la entereza y perseverancia de quienes respiraban patriotismo hasta por los poros.
“Santa Cruz es otro mundo”, afirman algunas voces. ”La Paz también”, recalcan. Obviamente que ambas ciudades, del oriente y occidente del país, difieren tanto por el número de su población como por su pujanza. El progreso alcanzado por estas dos capitales bolivianas no fue armónico. De ello ni duda cabe. Pero que refleja la inquietud nacional de avanzar en la búsqueda de un destino más promisorio.
Ciudades que acogen, acá como allí y viceversa, a hombres laboriosos que, cotidianamente, aportan con su esfuerzo físico o intelectual al engrandecimiento de este jirón patrio. Ciudades que han adquirido un nuevo rostro, dejando de lado aquel rostro del pasado colonial.
Por lo visto: cambas y kollas tienen todo el derecho de trajinar por el territorio nacional sin cortapisas. No existe una regla que diga lo contrario, tampoco una medida restrictiva, pues somos hijos de una sola madre que se llama Bolivia.
En suma: hagamos Patria aunando esfuerzos y fortificando los lazos de unidad nacional. Los resabios del regionalismo no tienen cabida hoy.
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