Temas de la vida cotidiana
Es necesario aclarar en publicaciones que puedan ser polémicas, que no somos políticos ni de izquierda, derecha, centro o cualquier cosa que se parezca. La politiquería barata nos interesa un rábano. Si hay que protestar, también lo hacemos, con todo derecho y muchas personas coincidirán conmigo.
Nuestra La Paz es la Ciudad Maravilla, pero no vivimos precisamente en el país de las maravillas y nos toca aguantar, por ser la sede de gobierno, los abusos más atroces y las idioteces más grandes en la hora de presenciar las ya desgastadas y ridículas marchas de protestas, con decenas de zombis marchando por las calles paceñas.
Hay justas demandas para protestar y es democrático hacerlo, pero vivir en la barbarie del caos eterno de las abominables marchas nos ha cansado a los paceños y no paceños. Y no nos vamos a ir, pudiendo hacerlo, porque nuestra La Paz es única, hermosa, pero sin marchas y protestas.
Qué imagen damos al exterior, casi todos los días la gente está marchando en las calles, ¿tanto tiempo tenemos?, ¿son desempleados o pagados para fastidiar? Es que todo es marcha sobre La Paz, desde el altiplano, desde sus casas, desde cualquier hueco salen para molestar. Ah y no se olvidan de traer petardos y mejor dinamita para sentirse más importantes y que se los escuche, tal vez así salven a la Patria los marchistas.
Esta semana, comenzamos con un bloqueo de las señoras del Comedor de la Bolita en la avenida del Ejército, siendo colapsados los puentes, con trancaderas en el azotado barrio miraflorino, decenas de autos en fila, la gente desesperada por llegar a sus fuentes de trabajo. A Dios gracias tenemos el teleférico y desde allí se contemplaba el absurdo bloqueo; entrevistadas por los medios no sabían ni por qué estaban allí.
Luego en el menú de protestas estaban los ropavejeros; los mineros, etc. ¿Son dueños de avenidas, calles y plazas? ¿Por qué no les echa agua el Neptuno?; ¿por qué no los persigue la policía con sus gases? ¿Acaso no lloramos al ver las represiones a los minusválidos, al volar por el suelo sus sillas y muletas con ellos más?; cómo reprimen a los ancianitos que piden más renta o a los enfermos con cáncer. ¿Por qué no desbloquean las calles con esa gente ociosa que perjudica a los demás?
Ya basta, ¿no? sería bueno que, así como se quiere apresar a los dirigentes médicos por protestar, se encarcele a los bloqueadores y a los que instigan a realizar marchas y bloqueos. Todas las agrupaciones cívicas deberían despertar del sueño de los justos y hacer respetar nuestra ciudad, presentar a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que regule esta insoportable cantidad de marchas y bloqueos. Alguien diría que es utópico, pero habría que hacerlo. Y de seguro cuando a los inventores de las marchas y bloqueos les toque, como a todos nosotros, partir de este mundo, se irán marchando y protestando, a bloquear en el infierno.
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