Vacas flacas

Es muy inoportuna para el gobierno la llegada del tiempo de las vacas flacas cuando hubiera deseado que todo fuera color de rosas para el momento en que el presidente Morales busca su cuarto mandato presidencial violando el 21F.

PETRÓLEO ORO ZINC El precio del petróleo cayó tras el anuncio de nuevas tarifas, sobre productos chinos, anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El mercado considera esta una escalada en la guerra comercial entre ambos países que amenaza reducir el crecimiento de ambos países y pone en riesgo el crecimiento en el consumo de energía a nivel mundial. Una reducción en la actividad económica de ambos países afecta negativamente a la economía mundial. La demanda mundial de oro alcanzó su nivel más alto en 3 años, con 2.181,1 toneladas en el primer semestre de 2019. El aumento se debe a las enormes compras de los bancos centrales, asegura un informe del Consejo Mundial del Oro publicado ayer, jueves. Las compras de los bancos centrales representan el mayor incremento neto en reservas de los últimos 19 años. Tanto la producción minera como el reciclado elevaron la oferta en 2 por ciento. Una encuesta de Reuters a expertos del Mercado de Metales de Londres asegura que el precio de 6 metales industriales representativos caería en 7 por ciento en 2019. El precio del zinc se estabilizará y cerrará el año una vez más con un déficit de producción de 75.000 toneladas. La estimación a principios de año era de una sobre oferta de 20.000 toneladas. La encuesta fue publicada antes del anuncio de nuevas agresiones en la guerra comercial entre Trump y China.

Los ingresos se han derrumbado, junto con las actividades económicas, y a Bolivia le está pasando con los ingresos del gas lo que le pasa a Venezuela con los del petróleo: todo se derrumba.

En ambos casos, Bolivia y Venezuela, la crisis es resultado de la imprevisión, del despilfarro, de la irresponsabilidad. En Venezuela, el gobierno tuvo que dar un golpe de Estado desconociendo la constitución para mantenerse en el poder y en Bolivia fue necesario desconocer la voluntad popular expresada en un referéndum, otro golpe de Estado.

Pero lo que no se puede ocultar, ni desconocer, ni siquiera como derecho humano, es que los ingresos se han caído. Lo que llevó al Ministro de Economía a decir a las regiones, en tono de reproche, de lección altanera, que deben olvidarse del IDH y buscar otros ingresos. “Deben diversificar sus fuentes de ingreso”.

La respuesta de las regiones fue del mismo tono. El gobierno central, dijo José Luis Parada, de la gobernación de Santa Cruz, “ha confiscado los recursos de las regiones” cuando los ingresos del gas habían caído como consecuencia de la desastrosa política petrolera del gobierno.

Con esos recursos confiscados, equivalentes al 70 % de lo que les correspondía a las gobernaciones y alcaldías, el gobierno de Evo Morales pagó el bono para los mayores de 60 años, sin ninguna dignidad, y aportó para el fondo de exploración de YPFB, empresa que hizo inversiones improductivas.

Freddy Castrillo, de la gobernación de Tarija, coincidió con Parada: “los ingresos por regalías se redujeron de Bs 5.500 millones a menos de Bs 1.000 millones durante este periodo de cuatro años y medio. La tendencia es que continúe la disminución”.

Entonces, afirmó que el Ejecutivo debe volver a analizar su política confiscatoria de recursos a las regiones productoras y trabajar en un mejor mecanismo de redistribución de los fondos. Según Parada, se trata de un “pacto fiscal” donde los gobiernos subnacionales tengan mayor participación en las recaudaciones tributarias.

Todo este debate se reduce a señalar al culpable del descalabro. El gobierno central dice que las regiones deben diversificar sus fuentes de ingreso y las regiones dicen que el descalabro de los ingresos es responsabilidad del gobierno central.

La pobre administración de varias empresas estatales se ha ocultado o disimulado en los últimos años. Lo que pasa con YPFB y el gas natural será mucho más difícil de ocultar.

El gobierno invita a los agricultores nacionales a usar la urea que se produce en la planta de Bulo Bulo, que costó US$ 953 millones y está trabajando a 20 % de su capacidad instalada.	Pero ocurre que la urea producida en esa planta tan costosa, para los consumidores boliviano cuesta US$ 420 por tonelada, mientras que para la exportación solo US$ 260.